Existe una necesidad urgente de comprender y definir el orden mundial contemporáneo de manera adecuada. El orden mundial actual se ha ido configurando a lo largo de miles de años. Más importante aún, sabemos que las dos guerras mundiales han arruinado la historia de la humanidad y nuestros sistemas ecológicos y sociales. ¿Cómo explicar la tendencia hacia un período similar y más destructivo, mientras las atrocidades de la historia reciente siguen siendo evidentes gracias a la era de la tecnología y la comunicación?
Después de la Segunda Guerra Mundial, las grandes potencias como Estados Unidos y los estados europeos establecieron un nuevo orden jurídico humanitario que protegía los derechos humanos universales. De hecho, esto era lo que se esperaba de los estados occidentales, porque la revolución industrial se desarrolló por primera vez en occidente y ellos tenían el monopolio de toda la tecnología de armas convencionales. Por lo tanto, las armas químicas y nucleares estaban prohibidas dentro del mismo marco legal debido al efecto destructivo que tienen, pero las mismas eran producidas por la floreciente industria química en los estados occidentales. A diferencia de Europa y Estados Unidos, los estados de Oriente Medio no pudieron desarrollar armas nucleares y químicas debido a su falta de infraestructura y conocimientos científicos. Incluso si pudieran desarrollar armas químicas, necesitan comprar materias primas a Europa y Estados Unidos. En este contexto, toda la responsabilidad recae en las Naciones Unidas (Organización para la Prohibición de las Armas Químicas), Europa y Estados Unidos.
El uso de gases químicos y tóxicos ha pasado a primer plano tras la incursión turca en el área de Garê en febrero de 2021. Después de la reunión entre Erdogan y Biden el 23 de abril, se lanzó una segunda operación a gran escala contra las Zonas de Defensa de Medya, y el ejército turco ha utilizado gases tóxicos y armas químicas durante seis meses. Los documentos y hallazgos que informaron sobre el uso de armas químicas en el período de seis meses no impulsaron a las instituciones internacionales a actuar. ¡La razón principal fue la falta de pruebas suficientes!
En el último mes, el Centro de Prensa de las HPG informó que el ejército turco atacó repetidamente los túneles de batalla en las áreas de Girê Sor y Werxelê con una nueva arma química que era diferente a las anteriores. Como resultado de estos ataques químicos, cinco guerrilleros en Werxelê y seis en el área de Girê Sor fueron asesinados. Además, las HPG difundieron una entrevista con tres guerrilleros y guerrilleras que sobrevivieron a los ataques químicos en la zona de Girê Sor.
Seis guerrilleros fueron martirizados en los túneles de batalla en el área de Girê Sor, cerca de la frontera entre Irak y Turquía, donde el ejército turco utilizó gases venenosos y armas químicas de manera intensiva. Otros tres guerrilleros se vieron levemente afectados. La entrevista demostró que fue muy difícil para los tres guerrilleros y guerrilleras que sobrevivieron a los ataques químicos, encontrar a sus compañeros de combate. Dos guerrilleros resultaron gravemente afectados por las armas químicas. Son bastante detalaldos los relatos de la guerrilla, que revelan cómo el ejército turco utilizó brutalmente gases venenosos y agentes químicos contra los túneles de batalla durante días sin pausa, a pesar de que los túneles estaban cerrados. Además, los túneles de batalla fueron bombardeados muchas veces con grandes cantidades de explosivos.
La pregunta que todas las instituciones kurdas y que la opinión pública democrática deberían hacerse es la siguiente: ¿Por qué la OPAQ, una institución dentro de las Naciones Unidas, sigue en silencio a pesar de tantas pruebas? Solo hay una razón por la que la OPAQ guarda silencio a pesar de todos estos informes: proteger al estado fascista turco. Dadas todas estas denuncias e informes, es necesario que la OPAQ actúe de inmediato. Se debe solicitar una explicación oficial al estado turco, que es signatario de la OPAQ, y un equipo de expertos debe iniciar una investigación en las áreas mencionadas anteriormente. El estado turco prometió cumplir con todas sus obligaciones en la convención que firmó, por lo que se debe culpar a la OPAQ.
Los últimos ataques del estado turco nos recuerdan la campaña de Anfal lanzada por Saddam Hussein en 1986. El régimen de Saddam usó inicialmente armas químicas contra aldeas en las regiones montañosas donde tenían su base las fuerzas Peshmerga. Animado por el silencio de las instituciones internacionales y los estados del mundo, el régimen de Saddam comenzó a actuar de manera más imprudente y utilizó armas de destrucción masiva como próximo paso. Actualmente, hemos vuelto a experimentar una situación similar. Son los mismos estados e instituciones internacionales los que fomentan el régimen de Erdogan. En lo que respecta a las fuerzas guerrilleras, nadie busca legitimidad, al contrario, esta situación impulsa al régimen de Erdogan a comportarse de manera más imprudente.
Es hipocresía reconocer un genocidio y al mismo tiempo allanar el camino para otro. Hace 106 años, cuando el pueblo armenio fue sometido al genocidio con las armas desarrolladas por los estados occidentales, todos estos estados optaron por guardar silencio por sus propios intereses. Por no hablar de permanecer en silencio, el estado alemán incluso estaba ayudando al estado turco a coordinar los ataques genocidas mediante el despliegue de sus propios oficiales y generales en la región. No debemos permitir que estos grupos egoístas nos obliguen a ver la misma película de nuevo por cuidar sus propios intereses. Por lo tanto, deberíamos hacer un llamado a las instituciones internacionales y especialmente a los EE. UU. y a Europa para que adopten sus propias leyes.
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