En un artículo publicado por Kurdistan Report, Sezai Temelli, economista y diputado del HDP, escribe que la economía de guerra es la razón del colapso económico de Turquía y sostiene que es necesario construir un futuro contra el capitalismo y el Estado-Nación.
El artículo es el siguiente:
Si observamos los últimos cuarenta años de Turquía, podemos ver que las crisis políticas y económicas del país, ahora crónicas, están en parte relacionadas con la estrategia de guerra del Estado contra el pueblo kurdo. Aunque la intensidad de la guerra contra el pueblo kurdo ha fluctuado a lo largo de las últimas décadas, el hecho de que la cuestión kurda siga siendo hoy una cuestión de guerra y no se haya resuelto está relacionado con la asociación estratégica de la clase capitalista y los gobernantes políticos de Turquía. Estos se han unido debido a sus intereses superpuestos de acumulación y hegemonía. En los últimos tiempos, esto es particularmente visible en el ejemplo del acuerdo entre los gobernantes del AKP y la industria de la guerra en el país.
Tres billones de dólares para el ejército
Innumerables estudios e investigaciones de instituciones internacionales han constatado que Turquía es uno de los países donde más ha aumentado el gasto militar. También han aumentado las investigaciones científicas y tecnológicas en este campo. Esta dramática tendencia al alza es sin duda el resultado de la hostilidad hacia los kurdos y de la política de guerra. En los últimos cuarenta años de guerra, se han destinado recursos financieros de casi tres billones de dólares al ejército, condenando al país a este proceso de crisis crónicas.
La política de seguridad y la financiación de la guerra en la región, construida sobre la base de la violencia y la opresión, que no deja espacio para una solución democrática de la cuestión kurda, conduce a una profundización de la crisis económica, ya que los fondos públicos se drenan excesivamente en estas áreas. Posteriormente, este presupuesto falta en áreas sociales como la educación o el sector sanitario. La correspondiente falta de fondos para los sistemas de seguridad social también conduce a un aumento de la pobreza y el desempleo en el país. Estos diversos problemas tienen su origen en la política de guerra y seguridad del Estado turco.
Exponer los intereses económicos del Estado
Si observamos el desarrollo del capitalismo en Turquía durante los últimos 40 años o echamos un vistazo a los mecanismos de explotación y a la evolución de la plusvalía en el país, se hace visible que la guerra ha creado un clima muy cómodo para el régimen. Si no sacamos a la luz esta vinculación de la política de guerra y los intereses económicos de ciertas facciones del Estado, no será posible allanar el camino para una política de paz.
La expulsión de la población kurda, la destrucción de su patria, la explotación extrema del trabajo de los kurdos emigrados a la fuerza, el empobrecimiento y la privación de derechos del pueblo kurdo forman parte de la producción de plusvalía en Turquía. La lucha por la redistribución de esta plusvalía y las bases para un entendimiento sobre esta distribución nos dan una imagen clara de la composición estructural de la sociedad en Turquía y de la política gobernante.
Codicia imperialista
La exorbitante centralización de la acumulación de capital en esta zona, sobre todo en la última década, ha hecho que las actuales fronteras estatales de Turquía sean ahora demasiado estrechas para la satisfacción de sus intereses. Los gobernantes han dejado claro que ya no pueden domar sus deseos imperialistas y que sueñan con resolver la actual crisis del régimen con la ayuda de la aspiración a las fronteras estatales de Misak-i Milli1. La estrategia bélica en curso de los dirigentes del Estado se dirige, en consecuencia, a la anexión de territorios en el norte de Siria.
La sociedad se opone a la guerra
Para el actual gobierno, que niega el derecho de los pueblos de Siria, sobre todo de los kurdos, a la autodeterminación, el final del camino es evidente tanto en el interior como en el exterior. La dirección del AKP ha perdido el apoyo social y ha perdido credibilidad en la escena política mundial. Su intento de detener la aplicación del derecho de autodeterminación de los pueblos en Siria es inútil. La dirección del Estado puede imponer la guerra todo lo que quiera para salvar la crisis del capital militarista, sin embargo, la oposición de la sociedad a la guerra es cada vez más clara a medida que la crisis económica se agrava.
La sociedad, que es testigo cada día de los resultados destructivos de la crisis económica, está rompiendo poco a poco su silencio. Todos y cada uno saben ahora cuánto cuesta una bala, y ya nadie quiere pagar ese precio. Estamos ante una dirección que, en interés del capital, quiere crear aún más plusvalía con más guerra y, al mismo tiempo, se desliza hacia una crisis cada vez más profunda que es ahora tan grande como la que le llevó a asumir el poder en su momento.
Si conseguimos que la lucha por la paz sea un asunto de toda la sociedad, de ahí puede surgir la dinámica más importante que ponga fin a la fase actual de la crisis. Es inevitable que toda la sociedad se organice democráticamente contra el fascismo y luche contra la guerra y por una paz digna y duradera. La democratización va inevitablemente de la mano de la democratización de la economía. La lucha democrática debe llevarse a cabo de forma radical en todos los ámbitos para acabar con la pobreza, el desempleo, la destrucción ecológica y la explotación del trabajo y para encontrar una solución democrática a la cuestión kurda.
La lucha radical por la democracia, además, está relacionada con las libertades políticas y económicas. Debemos llevar la lucha por la libertad de una república democrática a todas las esferas de la vida y la economía. Sin separar la esfera de la economía de la reivindicación de la libertad, debemos construir un futuro contra el capitalismo y el Estado-nación que vaya de la mano de la democratización de la economía.
Este artículo se publicó por primera vez en la edición de marzo/abril de 2022 de Kurdistan Report.
1. Misak-i Milli es el nombre del manifiesto político del movimiento independentista turco durante la Primera Guerra Mundial. Las fronteras de una república turca que aún no se había fundado en aquel momento, tal y como se esbozaba en este manifiesto, incluían zonas de lo que ahora es Rojava (norte de Siria) y Kurdistán del Sur (norte de Irak).