Una darbuka para superar todos los obstáculos

Mahmut İsmail Bekir, discapacitado de nacimiento, se aferra a la vida con fuerza gracias a su compañera: la darbuka.

Mahmut İsmail Bekir empezó a tocar la darbuka a los 6 años. Cuenta que los niños huían de él por su discapacidad y que él los atraía tocando su darbuka.

İsmail Bekir nació en Qamishlo en 1976 con una discapacidad. A pesar de tener ambas manos lisiadas, empezó a tocar la darbuka a los 6 años.

Mahmut ha explicado cómo conoció la darbuka: “Fue un interés que comenzó a una edad temprana. Me llamó la atención. Un día, fuimos a Alepo con mi madre y mi padre. Vi una darbuka en el bazar y la abracé. Dije que quería comprarla. Cuando la encontré, no quise dejarla. A partir de ese momento, hubo un vínculo inquebrantable con ella. Como era el más pequeño de la casa y tenía las manos lisiadas, mi familia siempre me trató de forma especial y emotiva. A partir de aquel momento la darbuka no era sólo un interés para mí, me pertenecía. Tenía una darbuka”.

Apoyo de los padres

Mahmut ha contado que su madre siempre le decía que no se viera incompleto: “Durante mis años de escuela, los niños me tenían miedo y se escapaban. Los niños tenían miedo de mis manos. De niño, no podía entender mucho. Por supuesto que me molestaba, todo el mundo tenía amigos. Yo no los tenía”.

Una darbuka para trabar amistades

Diciendo que un día cogió su darbuka y fue a la escuela y se puso a jugar allí, Mahmut ha contado cómo los niños se reunieron a su alrededor. Expresó su alegría en esos días de la siguiente manera: “Llegué a todos los niños a través de la darbuka, los reuní a todos a mi alrededor. A través de la darbuka, superaron sus miedos y se acercaron a mí. Así construí mi círculo de amigos. Todavía tengo amigos de esos procesos, guardo amistades sinceras”.

Mahmut ha dicho que “la gente a veces elige lo que le resulta difícil. Yo hice lo mismo. Mis dos brazos son muy cortos y no tengo dedos. La darbuka es un instrumento musical que se toca con la mano y mis manos están lisiadas. La darbuka es ahora mi mano, una parte de mi cuerpo. Aunque llegue a los 100 años, la darbuka seguirá siendo mi compañera más cercana, sólo la muerte me separará de la darbuka. Está conmigo dondequiera que vaya y es el amigo más cercano a mí en mi vida”.

Mahmut ha afirmado que es capaz de satisfacer sus necesidades individuales y ha agregado: “Puedo hacer todo el trabajo que puede hacer una persona sin discapacidad. Incluso puedo escribir. Cuando hay un trabajo que no puedo hacer, no conozco ningún obstáculo. Puedo enfadarme, pero al final digo que lo haré, y así es. Me he arriesgado a muchas cosas, he superado ese miedo, esa indecisión y esa inseguridad. A veces miro a la gente con manos y me miro a mí mismo. Creo que puedo hacerlo mejor. Aunque mis manos estén lisiadas, creo por ejemplo que puedo tocar la darbuka con maestría”.

Miembro de Koma Botan

Recordando que entró en Koma Botan en 1996, Mahmut ha añadido: “Proteger la cultura es proteger la sociedad. Participar en la cultura y el arte me hace feliz y da color a mi vida. Empecé a tocar la darbuka en Koma Botan en 1996 y me tomé un descanso durante un tiempo. Desde hace 5 estoy de nuevo en Koma Botan. Tengo una conexión inseparable con el arte”.