Miles de aldeas en el noreste de Siria se han quedado sin electricidad tras los masivos ataques aéreos turcos contra la infraestructura de provisión de electricidad. "Más de 2.600 aldeas están actualmente cortadas del suministro eléctrico mientras el Estado turco continúa atacando las infraestructuras vitales de nuestras regiones", anunció el martes la Administración Autónoma Democrática del Norte y el Este de Siria (AADNES) en un comunicado.
Las ciudades de Dêrik, Tirbespiyê y Çil Axa fueron las más afectadas por los ataques. Según la AADNES, prácticamente todos los pueblos y ciudades quedaron aislados del mundo exterior. El sábado fueron atacados, entre otras cosas, una refinería de petróleo y estaciones de distribución de combustible. Otros asentamientos resultaron afectados en los alrededores de Qamishlo. En octubre, innumerables personas en la región autónoma ya se quedaron sin electricidad debido a los ataques turcos.
La AADNES también publicó cifras sobre los ataques del sábado y lunes: se registraron 40 ataques aéreos en diversas regiones del noreste de Siria. Siete de ellos fueron llevados a cabo por aviones de combate turcos, los 33 restantes por drones de ataque. La mayoría de los ataques aéreos, 31 en total, se dirigieron contra Qamishlo, donde fueron bombardeados varios negocios, fábricas, gasolineras y un mercado. También se vieron afectados la imprenta Sîmav, que perdió a seis empleados, y los terrenos del Hospital Corona. El centro de diálisis y la planta embotelladora de oxígeno medicinal quedaron destruidos.
El Estado turco también atacó la infraestructura médica en Kobanê, donde disparó centro de salud en la colina Miştenûr. Hasta 2019, el centro fue administrado por Médicos Sin Fronteras. El sitio ahora está bajo la responsabilidad de la organización de la Media Luna Roja Kurda, Heyva Sor a Kurd.
Según la AADNES, Kobanê fue atacada un total de seis veces el día anterior. Otros ataques afectaron a la ciudad de Amûdê, donde fueron bombardeados un salón de bodas, un silo de cereales y una fábrica de procesamiento de aceitunas. Los ataques provocaron ocho muertes y 18 personas heridas.
Todas las personas que fueron asesinadas y las que resultaron heridas eran civiles, sin embargo el Estado turco afirma que sólo actúa contra "terroristas". Turquía utiliza la Carta de la ONU como cobertura legal para sus crímenes de guerra en el Norte y el Este de Siria, que pretenden ser una "represalia" por la muerte de varios soldados asesinados por guerrilleros kurdos durante "operaciones transfronterizas" del ejército turco en Irak.
Ankara justifica su terrorismo de Estado con referencia al artículo 51 de la Carta de la ONU, que regula el derecho de un país a la autodefensa. Sin embargo, según el derecho internacional, no existe derecho a represalias. Sin embargo, como es habitual, no hay reacción internacional. Erdoğan tiene vía libre para cometer crímenes de guerra contra los kurdos. En los últimos días, su ejército también ha llevado a cabo ataques aéreos en la región del Kurdistán de Irak.