El consejo del cantón de Heseke declaró el estado de emergencia el lunes, después de una reunión de emergencia por un corte de agua en la estación de Allouk en Serekaniye (Ras-Al-Ain), ocupada por Turquía, que suministra agua potable al cantón.
La reunión contó con la participación de los co-presidentes del Consejo del Cantón de Heseke, Semer El Ebdullah y Xebat Silêman, la co-presidenta de la Dirección de Agua de Heseke, Sozdar Ehmed, los co-presidentes adjuntos del Consejo del Cantón de Heseke, Meha Şabo y Mehmud Reşo, los co-presidentes presidentes de consejos distritales, fuerzas de seguridad interior y miembros del Comité de Agricultura.
Después de una reunión para debatir sobre la crisis del agua, los participantes finalizaron la reunión con una declaración de estado de emergencia, con el propósito de organizar las precauciones necesarias para suministrar agua potable a los ciudadanos.
En el próximo período, los equipos de emergencia, a través de las comunas, distribuirán agua en barriles a los ciudadanos de acuerdo con las necesidades públicas y las fuentes disponibles.
Sozdar Ehmed, co-presidenta de la Dirección de Agua de Heseke, informó que la estación de agua de Allouk ha estado fuera de servicio desde el 12 de abril después de que la planta que suministra energía a la estación de Allouk se incendiara debido a la sobrecarga y el saqueo de mercenarios. Los departamentos respectivos en Heseke han resuelto el problema de energía, pero las bandas de mercenarios no permiten que la planta de energía procese correctamente.
Sozdar declaró que la estación de agua está actualmente fuera de servicio después de que un oficial militar del ejército turco ocupante restringiera el suministro a solo 4 pozos de agua y una bomba. Señaló que solo unas pocas aldeas bajo invasión podían recibir agua, mientras que el centro de Heseke no.
El Consejo y la Dirección de Agua del Cantón de Heseke pidieron a las organizaciones internacionales de derechos humanos que tomen medidas inmediatas e intervengan los actos del estado turco para prevenir una inminente crisis humanitaria para más de dos millones de ciudadanos, inmigrantes y refugiados.
Los participantes de la reunión advirtieron que la crisis del agua puede causar grandes desastres, especialmente en un momento de aumento de casos cada vez mayores de coronavirus en la región.