La Organización Siria de Derechos Humanos Afrin anunció que los mercenarios del Estado ocupante turco secuestraron a dos personas en el distrito de Bilbilê el 4 de septiembre. Los civiles secuestrados fueron identificados como Idrîs Hisên Henan (51) y Henan Hisên Henan (39).
Por otro lado, el 31 de agosto, la llamada "Policía Militar" secuestró a Henîf Omer (37), residente del barrio de Ashrafiyê de Afrin, en la aldea de Ereb Wêran, en el distrito de Shera, y aún no se dispone de más información.
Mientras tanto, el 1° de septiembre, los mercenarios del sultán Murad secuestraron a una persona llamada Nûrî Mûsa Mûsa en el centro de Afrin.
El 4 de septiembre, los mercenarios de la Policía Civil del Estado turco ocupante secuestraron a Ehmed Mistefa, de 57 años, y a su hijo discapacitado Ciwan en la aldea de Yelanqoz, en el distrito de Jindires, cerca del cruce de Newroz, en el centro de la ciudad de Afrin.
Más de 10.400 personas han sido secuestradas desde la ocupación
El Estado turco estableció un régimen de terror total en Afrin, que ocupó en 2018.
Según el Centro de Documentación de Violaciones, al menos 30 personas fueron secuestradas en mayo y alrededor de 40 en junio.
Según la Organización Siria de Derechos Humanos, cerca de 10.332 personas fueron secuestradas y 463 personas fueron asesinadas entre 2018 y abril de 2024.
Una de las zonas más pacíficas y seguras de Siria
El cantón de Afrin era el cantón más occidental de Rojava y del norte y este de Siria, hogar de 200.000 kurdas y kurdos étnicos. Aunque la población era mayoritariamente kurda, era el hogar de diversos grupos religiosos, como yazidíes, alevíes y cristianos, junto con musulmanes suníes.
El 20 de enero de 2018, Turquía lanzó ataques aéreos contra 100 localidades de Afrin, como inicio de una invasión que denominaron "Operación Rama de Olivo".
La Fuerza Aérea turca bombardeó indiscriminadamente a civiles, así como a posiciones de las YPG/YPJ, mientras que facciones y milicias organizadas bajo el paraguas del Ejército Nacional respaldado por Turquía llevaron a cabo un asalto terrestre.
Para el 15 de marzo, las milicias respaldadas por Turquía habían rodeado la ciudad de Afrin y la habían sometido a un bombardeo de artillería. Un ataque aéreo turco alcanzó el único hospital en funcionamiento de la ciudad, matando a 16 civiles.
Los civiles huyeron y las SDF se retiraron, y el 18 de marzo Turquía estaba en posesión de facto de Afrin. Entre 400 y 500 civiles murieron en la invasión, en su inmensa mayoría como consecuencia de los bombardeos turcos. Otros civiles fueron ejecutados sumariamente en el campo de batalla.
Antes de la invasión turca, Afrin había sido una de las zonas más pacíficas y seguras de Siria, y prácticamente nunca había entrado en combate durante la guerra civil, pero sí ocasionales escaramuzas entre las YPG/YPJ y las fuerzas yihadistas en sus fronteras. Como resultado, Afrin ofreció refugio pacífico a más de 300.000 desplazados internos de otras partes de Siria.