La “obsesión de los 30 kilómetros” de Turquía
La ola de políticas genocidas iniciada por el Imperio Otomano contra los asirios y caldeos y los pueblos antiguos de Mesopotamia en vísperas de la Primera Guerra Mundial continúa hoy en Rojava.
La ola de políticas genocidas iniciada por el Imperio Otomano contra los asirios y caldeos y los pueblos antiguos de Mesopotamia en vísperas de la Primera Guerra Mundial continúa hoy en Rojava.
La política de invasión del Estado turco que empuja a los kurdos 30 kilómetros al sur de la frontera se impuso a los asirios que fueron deportados a Siria por Turquía hace cien años.
De Hakkari a Til Temir...
Durante la masacre de Seyfo, la familia de Bünyamin Îşo Yuhanna fue deportada al sur del Kurdistán (Bashur) desde el distrito Geliyê Tiyarê (Valle de Kazán) en Çelê (Çukurca), Hakkari, se estableció en Serêkaniyê y finalmente se mudó a Til Temir.
Subrayando que esta misma política se impone hoy contra los kurdos, Bünyamin Îşo Yuhanna ha explicado que el odio mostrado contra la gente en la región, forzada por el genocidio del Estado turco, nunca ha cesado y que hoy Turquía quiere que los kurdos vivan lo mismo que vivieron los asirios.
“Nosotros somos de Hakkari”, ha contado Yuhanna. “El Imperio Otomano publicó un edicto que obligaba a nuestra familia a emigrar a Irak. Más adelante, algunos de nosotros vinimos a Serêkaniyê”.
La obsesión de Turquía de los 30 kilómetros
Después de establecerse en Serêkaniyê, las cosas no fueron precisamente agradables para los asirios ya que Turquía presionó a Francia, que luego gobernó Siria, para expulsarlos de la frontera. “El Estado turco no aceptaba que estuviéramos en la frontera”, dijo Yuhanna. “Francia declaró que no podíamos quedarnos en Serêkaniyê y nos instaló a lo largo del agua de Habur, desde Til Temir hasta Hesekê, a 30 kilómetros de la frontera”.
Yuhanna, que nació en la aldea de Til Hürmüz, cerca del agua de Habur, también fue testigo de los ataques de los mercenarios del ISIS contra las aldeas asirias de Habur el 23 de febrero de 2015.
Ha explicado que el Estado turco es el socio de ISIS: “Cuando atacaron esa noche, el Estado turco había abierto las cubiertas de la presa”.
Yuhanna, que sobrevivió escondiéndose detrás de un árbol durante los ataques de ISIS, ha explicado: “Me arrastré en mitad de la noche y llegué hasta las YPG, que ya habían llegado. Dijeron que me enviarían a Hesekê. Pero dije que no. Me quedé con las YPG durante 3 meses. Viví con ellos. Luego, nuestro pueblo fue liberado”.
‘Mi lugar está aquí’
Después de los ataques y las masacres de ISIS, los asirios, caldeos y armenios emigraron, y la familia de Yuhanna insistió en que migrara él también. Pero él contestó: “No tengo a dónde ir, este es mi lugar”. Y no se fue.
Yuhanna ha explicado que Turquía quiere destruir a los kurdos como destruyó a los asirios, a los armenios y a los caldeos. “Mira lo que le están haciendo a Serêkaniyê. Han destruido todas las casas. Roban y saquean las propiedades de la gente. El Estado turco es malvado. El mundo debería decir basta. Pero nadie hace ruido. Cuando nos mataron, nadie dijo nada”.