El consejo del cantón de Hesekê reveló que desde el comienzo de la invasión de Serêkaniyê (ar: Ras al-Ain) en 2019, el ejército invasor turco y sus mercenarios han cortado el agua potable de la estación de Alouk 28 veces.
Por lo tanto, las y los residentes compran agua potable a los agricultores locales por 7 a 8 mil libras sirias. La gente de la región soporta una pesada carga junto con los demás costos de vida.
Residentes de Hesekê hablaron con ANHA sobre los agravios que experimentaron debido a los cortes de agua en la Estación de Alouk.
Ciudadanos amenazados con cortes de agua
Mihemed Hisên de Hesekê indicó que tenían que pagar por el agua potable debido a los cortes: “No es suficiente que nos peleen con sus aviones de guerra, también usan el agua como arma y la cortan”.
La estación Alouk entrega 2.000 metros cúbicos de agua por hora a más de un millón y medio de personas, que son residentes de campamentos y refugiados de diferentes partes de Siria en Hesekê, norte y este de Siria.
Un ciudadano llamado Bashar El Ali agregó que sus problemas aumentan cada día que pasa debido al corte de agua en la estación de Alouk.
El co-presidente del consejo del cantón de Hesekê, Xebat Silêman, denunció que el agua potable proveniente de la estación de Alouk no ha sido entregada al centro de la ciudad y al campo de Hesekê desde principios de agosto después de que Turquía cortó las líneas de electricidad y agua.
El municipio no puede resolver el problema solo
El municipio se ha esforzado por proporcionar agua potable a las y los residentes de la ciudad con sus fuentes limitadas, pero no logró resolver el problema.
Los cables principales dentro de la estación de Alouk se quemaron tras los ataques de los invasores turcos y sus mercenarios en las líneas de cable eléctrico. Mientras tanto, las fuerzas invasoras turcas usan agua potable, que se supone que debe ser entregada a Hesekê, para regar los campos.
De acuerdo con las leyes y acuerdos internacionales, cortar el agua es un crimen contra la humanidad y está prohibido usarla como arma durante los conflictos. El 10 de julio de 2010, la ONU adoptó la resolución que establece que toda persona tiene derecho al acceso al agua como parte de sus derechos humanos.
"La estación Alouk debe volver a operar"
Un ciudadano llamado Ali Hemdiş de Hesekê condenó los métodos utilizados por el estado turco invasor contra la gente del norte y este de Siria: “El agua es una fuente fundamental de vida y no debe ser cortada”.
Hemdiş condenó el silencio de la ONU ante los crímenes y violaciones cometidos por las fuerzas de ocupación turcas contra la población local. Exigió que se castigara a Turquía y que se volviera a operar la estación Alouk.