El ejército turco continúa sus ataques contra el nordeste de Siria junto a sus aliados mercenarios.

Las fuerzas turcas llevaron a cabo un ataque de artillería contra la población de Sheikh Hilal en Til Rifat alrededor de las 19:30 hora local de ayer domingo. Aún no se han podido obtener más detalles sobre la agresión.

El 2 de diciembre de 2019, el ejército turco cometió una masacre de refugiados de Afrin que habían buscado protección en la ciudad de Til Rifat, el cantón sirio septentrional de Shehba. Ocho niños de entre tres y quince años, y dos adultos, murieron entonces en un ataque de artillería.

Como parte de las medidas internacionales para evitar la propagación del coronavirus, el Secretario General de la ONU, António Guterres, hizo un llamamiento al alto el fuego global el pasado 23 de marzo, llamando a las diferentes partes del conflicto a cesar las hostilidades: “Necesitamos poner fin al mal de la guerra y luchar contra la enfermedad que está devastando nuestro mundo. Es hora de encerrar el conflicto armado y concentrarnos juntos en la verdadera lucha de nuestras vidas. Silencien las armas, detengan la artillería, pongan fin a los ataques aéreos. Es crucial que lo hagan”.

En Siria, las Fueras Democráticas Sirias (SDF) respondieron declarando que seguirían la apelación de la ONU en la región autónoma y llamando a todas las partes del conflicto a considerar de inmediato al cese el fuego humanitario. Pero hasta ahora las otras partes en guerra han ignorado esta mano extendida.

En las ciudades de Serêkaniyê (Ras al-Ain) y Girê Spî (Tal Abyad), que han sido incluidas en la zona de ocupación turca en el nordeste de Siria desde el pasado mes de octubre de 2019, y en las áreas de autogobierno a lo largo de la frontera turco-siria, se están llevando a cabo importantes actividades militares del ejército sustituto yihadista de Turquía (el “Ejército Nacional Sirio”, ENS).

Turquía está usando la pandemia del coronavirus para expandir su zona de ocupación en mitad de la crisis. A pesar de las advertencias de que un brote de Covid-19 en Siria supondría una amenaza mortal para 6’5 millones de desplazados internos que sufren los efectos de nueve años de guerra, y de un renovado llamamiento de las Naciones Unidas en el sentido de que el cese de los combates podría contribuir a crear las condiciones para la prestación de ayuda para salvar vidas, Siria sigue siendo objeto de ataques.