F.O., de 52 años, es de Afrin. Cuando el Estado turco y sus mercenarios ocuparon la región en 2018, ella quiso abandonar la ciudad con su familia, pero no pudo y enfrentó presiones y todo tipo de violencia por parte de los mercenarios.

5 años después, F.O. logró salir de Afrin con su hijo y llegar a Alepo, el mes de julio pasado, y luego a Shehba, donde se han asentado la mayoría de los refugiados de Afrin. Ahora vive en el campamento de Serdem.

Los mercenarios secuestraron a su hija

F.O. le narró a la agencia de noticias ANHA sus experiencias y la brutalidad de los mercenarios. La mujer tiene tres hijas y dos hijos. Su marido murió hace tiempo. Su hija mayor pudo abandonar Afrin y mudarse a Alepo en 2020. Sin embargo, perdió la vida en un incendio. Su hija mediana se casó en Afrin. De la más pequeña no ha habido noticias desde que fue secuestrada por grupos mercenarios en 2018. Sus otros dos hijos también llegaron a Shehba.

La hija de F.O. sólo pudo hablar por teléfono con la familia de su tío dos veces, tras ser secuestrada. Sin embargo, hasta el momento no ha podido hablar con su madre, quien no tiene información sobre ella.

5 años de tortura

F.O. dijo que la opresión, las presiones y la tortura llevadas a cabo por el Estado turco y sus mercenarios no cesaron desde el comienzo de la ocupación de Afrin hasta el día de su partida.

F.O. dijo: "Primero se llevaron a los hijos de mi hijo y luego secuestraron a mi hija pequeña. Los golpearon y torturaron. Mi hija mayor fue arrestada dos veces y no pudimos obtener ninguna información de ella. Mi hijo y yo fuimos secuestrados y torturados dos veces. Rodearon nuestra casa y finalmente nos llevaron. Me arrestaron y a él torturaron durante 8 horas porque querían que yo declarara. Al final secuestraron a mi hija pequeña. Según la información que recibimos, secuestraron a otra mujer junto con ella. Llevaron a cabo todo tipo de torturas y opresiones contra ella. Incluso los que no han sido secuestrados han sido oprimidos y hasta fusilados”.

Liberar a la hija pequeña

F.O. y otros miembros de la familia fueron arrestados y torturados numerosos veces, pero su hija pequeña nunca ha sido liberada a pesar de haber sido brutalmente torturada. Además, los mercenarios exigieron un rescate a la familia. Según F.O., los mercenarios exigieron una cantidad muy elevada de dinero, pero no pudieron pagarla porque su situación financiera era mala. Por lo tanto, intentaron conseguir su liberación a través de abogados y tribunales, pero se encontraron con la misma demanda de dinero. Todos los esfuerzos fueron en vano y F.O. no pudo conseguir que liberaran a su hija. Ella cree que la mantienen en la casa de tortura de los mercenarios en Mare.

Las mujeres se llevan la peor parte

F.O. dijo que el Estado turco y sus mercenarios han convertido la vida en un infierno para toda la población de las regiones ocupadas, y que la tortura, los robos, los saqueos y los asesinatos ocurren todos los días. F.O. añadió que se confiscaron bienes de la gente y subrayó que las mujeres son el grupo más afectado. "Las mujeres se enfrentan cada día a asesinatos y brutalidades que van contra la humanidad. En el barrio de Eşrefiye, una mujer llamada Ufê Şêx fue asesinada, le robaron todas sus joyas y quemaron su casa. Cientos de mujeres como Ufê fueron sometidas a esta brutalidad y luego asesinadas."

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