El cantón de Afrin era el más occidental de Rojava y del norte y este de Siria, hogar de 200.000 personas de etnia kurda. Aunque la población era abrumadoramente kurda, albergaba diversos grupos religiosos, incluidos yazidíes, alauitas y cristianos, además de musulmanes suníes.

El 20 de enero de 2018, Turquía lanzó ataques aéreos contra 100 lugares en Afrin, como inicio de una invasión que denominaron "Operación Rama de Olivo".

La Fuerza Aérea Turca bombardeó indiscriminadamente a civiles, así como a posiciones de las YPG/YPJ, mientras que facciones y milicias organizadas bajo el paraguas del Ejército Nacional respaldado por Turquía llevaron a cabo un asalto terrestre.

El 15 de marzo, las milicias respaldadas por Turquía habían rodeado la ciudad de Afrin y la habían sometido a bombardeos de artillería. Un ataque aéreo turco alcanzó el único hospital en funcionamiento de la ciudad y mató a 16 civiles.

Los civiles huyeron y las SDF se retiraron, y el 18 de marzo Turquía ocupaba Afrin de facto. Entre 400 y 500 civiles murieron en la invasión, en su abrumadora mayoría como resultado de los bombardeos turcos. Otros civiles fueron ejecutados sumariamente en el campo.

Antes de la invasión turca, Afrin había sido una de las zonas más pacíficas y seguras de Siria, y prácticamente nunca había visto combates durante la guerra civil, salvo escaramuzas ocasionales entre las YPG/YPJ y las fuerzas yihadistas en sus fronteras. Como resultado, Afrin ofreció refugio pacífico a más de 300.000 desplazados internos de otras partes de Siria.

El Comando YPG (Unidades de Defensa del Pueblo) emitió una declaración escrita en el sexto aniversario de la ocupación de Afrin y afirmó que el estado turco ocupante organizó un ataque integral contra la región durante 58 días en 2018 con el apoyo de fuerzas internacionales y la guerra más avanzada en tecnología con la participación de bandas.

"Está claro que el ataque a Afrin se llevó a cabo con la aprobación de las potencias imperialistas que tienen influencia en el Kurdistán (occidental) de Rojavayê y Siria. La Resistencia de la Era en Afrin es un proceso y evento sin precedentes en la historia. El sacrificio y la resistencia de nuestros pueblo y las fuerzas en Afrin ejercieron presión sobre el estado ocupante y demostraron una vez más que nuestro pueblo puede defenderse contra cualquier ataque con su propio poder. Cientos de nuestros camaradas y el pueblo de Afrin, participando en la resistencia implacable con medios limitados, como Avesta Xabûr, Îlan Dara, Artêş Hakkarî y el comandante Karker Êrîş, fueron martirizados mientras luchaban con gran sacrificio."

Recordando los crímenes contra la humanidad cometidos por el Estado turco y sus grupos durante seis años, el Comando YPG declaró lo siguiente:

"En los últimos seis años, la estructura demográfica de Afrin ha cambiado, el pueblo kurdo ha sido desplazado, los derechos humanos garantizados por las leyes y acuerdos internacionales de los que el Estado turco es parte han sido violados, y los kurdos en Afrin han sido privados de sus derechos. Afrin está siendo limpiado de kurdos y el objetivo es cambiar la identidad de la región. Para ello, los kurdos que quieren regresar a Afrin están sujetos a presiones y ataques por parte de las bandas ocupantes. Por esta razón, como YPG, reafirmamos que continuaremos nuestra lucha hasta que Afrin y todas las regiones ocupadas sean liberadas. Conmemoramos respetuosamente a todos nuestros camaradas que fueron martirizados en la Resistencia de la Era de Afrin, y reiteramos una vez más que mejoraremos la lucha por libertad tras sus pasos."