Kürkçü: “El régimen de Erdoğan agoniza”
Ertuğrul Kürkçü afirma que “el régimen de Erdoğan es tan reaccionario que ni siquiera su fundamento ideológico, la religión, logra mantener a los fieles a su lado”.
Ertuğrul Kürkçü afirma que “el régimen de Erdoğan es tan reaccionario que ni siquiera su fundamento ideológico, la religión, logra mantener a los fieles a su lado”.
En la segunda parte de este análisis, Ertuğrul Kürkçü, presidente honorario del Partido Democrático de los Pueblos (HDP), afirma que “el régimen de Erdoğan está muriendo”.
La primera parte puede leerse aquí.
Una operación política diseñada con miras a las elecciones de 2028
Continuado su reflexión sobre los ataques a la voluntad democrática por parte del gobierno de Erdogan, Ertuğrul Kürkçü afirmó: “Este ataque tiene como objetivo fundamental sabotear la posibilidad de una alianza democrática entre el Partido por la Igualdad y la Democracia de los Pueblos (Partido DEM) y el Partido Republicano del Pueblo (CHP) antes de las elecciones de 2028. Busca envenenar la solidaridad pluralista y multifacética que surgió entre las bases de estas dos esferas políticas en las áreas metropolitanas durante las elecciones locales de 2018 y 2023. El plan detrás de esta ofensiva es crear una ruptura étnica dentro de la oposición inculcando un peligroso prejuicio entre los kurdos y las bases del CHP, que haga que ambas partes teman tocarse, como si hacerlo las quemara.
La intención es clara: hacer creer a los kurdos que, si se solidarizan con los partidarios del CHP, están saboteando una resolución; y que, si se solidarizan con los kurdos, los partidarios del CHP están traicionando a la nación. Y en el espacio creado por esta división, Tayyip Erdoğan puede infiltrarse y gobernar a todos indefinidamente. El objetivo es obligar a los kurdos y a las kurdas, si no van a votar por el AKP, a no votar por nadie, eliminándolos así por completo de la ecuación política, borrando su presencia como si nunca hubieran existido.
La Tercera Vía del movimiento kurdo, una solución
Al comentar las implicaciones políticas de los debates en torno a la posible candidatura presidencial de Ekrem Imamoğlu, Ertuğrul Kürkçü destacó lo siguiente: “Una de las principales razones por las que el debate se ha reducido a la cuestión de la presidencia de Imamoğlu es la obsesión de Tayyip Erdoğan por decidir quién será su oponente. El surgimiento de Imamoğlu como candidato popular, impulsado por el interés público, lo ha convertido en el blanco permanente de las maquinaciones, casos falsos, complots, atentados, tribunales títeres y fiscales, cancelaciones de diplomas, etc., de Erdoğan. Como resultado, la oposición se ha visto obligada a centrarse en las conspiraciones personificadas en Imamoğlu.
Sin embargo, una polarización política definida exclusivamente por el antagonismo entre el CHP y el AKP o entre Imamoğlu y Erdoğan dificulta la integración de los kurdos en un proceso político más amplio. En este eje de tensión, los kurdos luchan por encontrar su lugar en el bando CHP/Imamoğlu, de una manera que se alinee con el flujo natural de la vida. En este sentido, los intereses tanto del CHP como del campo democrático en general, y las necesidades políticas del pueblo kurdo, se verían mejor atendidos si la política se organizara no a través de polarizaciones verticales, sino a través de divisiones horizontales que atraviesan la sociedad, como democracia versus dictadura, libertad versus autoritarismo, y pluralismo versus monismo.
La posibilidad más vital sigue residiendo en la creación de una alianza democrática. El objetivo de una Alianza Democrática, articulado por primera vez en el Congreso del HDP en 2020, sigue siendo muy relevante hoy en día, especialmente por la forma en que instó a los kurdos a asumir un papel de liderazgo dentro de una oposición social más amplia. La formulación de 2020 establece:
La Alianza por la Democracia incluye a todas las fuerzas de la oposición social y la democracia, pero no puede limitarse a ellas. Se refiere a la unificación de los pueblos de Turquía en torno a un programa democrático común, junto con estas fuerzas, y al proceso de construcción de su propio poder popular democrático.
La Alianza por la Democracia es la base política de lucha compartida por todas las fuerzas comprometidas con la transferencia pacífica del poder político y el establecimiento de un régimen político en el que la ciudadanía pueda determinar su propio futuro y las condiciones económicas y políticas en las que vivirá.
La Alianza por la Democracia permitirá a los trabajadores, los pobres, las mujeres, los kurdos y todos los oprimidos convertirse en la fuerza fundadora de un nuevo régimen mediante el cual puedan avanzar hacia sus objetivos e intereses históricos por un camino claro. En este nuevo orden —del cual los kurdos serán socios fundadores— el fascismo y el racismo serán purgados del arsenal del Estado, la sociedad obtendrá libertad de expresión y organización en torno a sus necesidades y problemas reales, y la lucha de clases abierta conducirá a la gran mayoría hacia la liberación económica y social.
Esta nueva forma de régimen político hará visible, para toda la sociedad, el carácter inclusivo y abarcador de la Tercera Vía del HDP, sentará las bases para la educación política de masas y preparará al pueblo para el gobierno autónomo. La propuesta de la Tercera Vía del HDP cobrará sentido solo en la medida en que amplias fuerzas sociales transiten por el camino de la democracia y tomen conciencia de sus propios intereses. Por esta razón, el HDP no solo es el componente más dinámico de la Alianza por la Democracia, sino también la única dinámica genuinamente democrática entre todas las fuerzas políticas que realmente necesita esta alianza.
Esta formulación es aún más adecuada para traducirse en un proyecto político fundacional hoy, en un momento en que el Movimiento de Liberación Kurda se impone con toda su fuerza en el centro mismo de la vida política, que en 2020”.
Posibles consecuencias políticas y económicas de la propuesta de boicot
Kürkçü también evaluó las acciones de boicot y los llamamientos que las respaldaban, ofreciendo el siguiente análisis de sus posibles consecuencias económicas y la presión que podrían ejercer sobre el gobierno: “En cuanto al peso relativo de los sectores dentro de la economía en general, que podemos observar a través de su participación en el Producto Interno Bruto (PIB), los datos disponibles más recientes indican lo siguiente: en 2022, la participación del sector manufacturero en el PIB a precios corrientes fue del 22,1 %. El sector de la construcción, que representó el 8,2 % en 2016, se redujo a entre el 5 % y el 6 % entre 2020 y 2024. El sector energético se situó entre el 4 % y el 5 %. La industria de los medios de comunicación y la publicidad, por otro lado, representó solo el 0,33 % de la economía total. El comercio minorista representó el 13,9 % del PIB en 2023, mientras que el comercio electrónico contribuyó con el 6,8 %. La participación del sector financiero fue del 18,3 % en noviembre de 2023.
De estas cifras, podemos extraer la siguiente conclusión: el sector principal objetivo del boicot, los medios de comunicación y la publicidad, podría colapsar por completo sin afectar en absoluto a la economía nacional. Sin embargo, el capital invertido en dicho sector quedaría completamente destruido. Por un lado, esto demuestra que las afirmaciones del gobierno de que ‘están destruyendo la economía’ son pura ficción. Por otro lado, demuestra que un boicot bien dirigido puede, de hecho, derribar a grupos específicos a los que se dirige.
Aunque el sector puede ser relativamente pequeño en términos económicos, sigue siendo un nodo crítico en la infraestructura de comunicaciones, lo que significa que su colapso probablemente podría desencadenar efectos en cascada también en otros sectores. Desde esta perspectiva, no se deben subestimar los boicots dirigidos a actores específicos; pueden perjudicar a sus objetivos. El lamento entre lágrimas del director de una empresa organizadora de eventos, que había tildado de ‘traidores’ a los boicoteadores y ahora estaba en el punto de mira de ese mismo boicot, es, en este sentido, un golpe directo y un claro ejemplo de la eficacia de la estrategia.
Dicho esto, es importante reconocer que el boicot es solo una forma específica de acción dentro del espectro más amplio de estrategias de resistencia contra el régimen, y en su forma actual, no tiene la capacidad de influir decisivamente en el funcionamiento general de la economía. Huelga decir que la forma de acción con mayor potencial transformador, tanto económico como social, es el ‘poder de producción’, es decir, una huelga general. Sin la movilización de una huelga general, sería prematuro hablar de un verdadero clima de levantamiento social.
No obstante, creo que los boicots dirigidos a objetivos específicos pueden y deben continuar. El boicot a los medios de comunicación y al sector publicitario, en particular, también crea un terreno fértil para el auge de los medios alternativos y las nuevas artes visuales. Fomenta el desarrollo de redes de comunicación paralelas fuera de los medios tradicionales y estatales. Inspira a los ciudadanos a convertirse en periodistas independientes y despierta en todos los que tienen un teléfono inteligente el deseo de ser propietarios de sus propios medios. Estoy totalmente a favor de mantener vivo este impulso. Solo mediante estos pasos graduales podremos acercarnos a las condiciones necesarias para una huelga general”.
El régimen de Erdoğan y el futuro de Turquía
Reflexionando sobre la situación política actual de Turquía, tanto a nivel nacional como internacional, y la crisis económica en curso, Ertuğrul Kürkçü ofreció el siguiente análisis: “El régimen de Erdoğan está muriendo. Al igual que sus homólogos en Rusia y Estados Unidos (EE. UU.), este régimen representa la cáscara de un orden político dominado por clases sociales y fuerzas que han agotado su capacidad, o nunca la tuvieron, como en el caso de Turquía y Rusia, para responder a la visión de futuro de la sociedad y a sus demandas de una nueva civilización basada en las realidades materiales y tecnológicas contemporáneas. Las masas están huyendo rápidamente de esta cáscara, pero a menos que se desmantele, no se derrumbará por sí sola.
Al mismo tiempo, este es un régimen tan reaccionario que ni siquiera su fundamento ideológico, la religión, logra mantener a los fieles a su lado. Ya ni siquiera puede funcionar como analgésico; es incapaz de aliviar su sufrimiento ni calmar su angustia espiritual. Estas condiciones exigen que los socialistas reorganicen su misión histórica, no solo para construir las condiciones materiales de la liberación, sino también para sentar las bases de la liberación espiritual.
Esto significa librar una lucha para establecer las condiciones de lo que Marx describió como: ‘un ser humano plenamente dotado de todos los sentidos, formado conforme a la esencia social y natural de la humanidad, superando las contradicciones entre la humanidad y la naturaleza, y entre los seres humanos’. Sea cual sea su objetivo inmediato —ya sea la democracia, el fin de la dominación colonial o la liberación del patriarcado—, una lucha que no avance hacia esta visión no cumplirá con las expectativas de nuestro tiempo. No, en palabras de Marx, ‘extraerá su poesía del futuro’. Incluso cuando Abdullah Öcalan entró en negociaciones con el AKP para un momento de alivio, siguió apuntando hacia el horizonte del socialismo. Debemos aprender de ello”.
Iniciativa popular para construir una base democrática
Ertuğrul Kürkçü también evaluó la respuesta del gobierno a la nueva propuesta política de Abdullah Öcalan y las condiciones necesarias para establecer una base democrática y legal. Afirmó: “Cada vez es más evidente que el Estado y quienes ostentan el poder están fracasando, y seguirán fracasando, en la prueba de establecer una 'base democrática y legal'. La tarea ahora recae en el pueblo. Cada comunidad, cada iniciativa, cada colectivo debe comenzar a construir las bases de la democracia y la legalidad dondequiera que estén. Estas estructuras deben entonces entrelazarse y extenderse hasta abarcar todo el país. Ha llegado la hora de una revolución democrática”.
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