Las violaciones de los derechos de los presos en las cárceles turcas en el Kurdistán y en Turquía aumentan día a día. En estas cárceles, donde se practica la tortura sistemática, se priva a los presos de sus derechos a la comunicación y a la salud. La aplicación por el Estado turco de la «Ley del enemigo» en sus cárceles adquiere cada día nuevas dimensiones. Violando los derechos a la vida y a la salud de los presos y las presas, estas violaciones han escalado hasta el nivel de la tortura.
En declaraciones a ANF sobre las violaciones de derechos en las cárceles turcas, el abogado Fırat Taşkın, representante de la Federación de Asociaciones de Asistencia Jurídica y Solidaridad con las Familias de Presos y Condenados (MED TUHAD-FED), dijo: «Los presos y las presas recluidos en las cárceles, que son entornos intrínsecamente insalubres, están sometidos a políticas de presión física, psicológica y mental. A los presos y presas gravemente enfermos se les mantiene en las cárceles siguiendo informes de la Institución de Medicina Forense (ATK) que distan mucho de la ética médica, y debido a las actitudes ilegales de la fiscalía y las autoridades encargadas de hacer cumplir la ley. A pesar de la muerte de cientos de presos y de presas, se siguen aplicando leyes motivadas por consideraciones políticas que desprecian el derecho a la vida.
Los reclusos y las reclusas cuyas derivaciones hospitalarias se retrasan entre 3 y 4 meses son sometidos a cacheos bucales degradantes durante sus traslados. Los que luchan contra enfermedades graves se arrepienten de ir al hospital debido al uso de esposas dobles y vehículos de transporte aislados. Privados incluso del derecho más básico a la asistencia sanitaria, los presos y las presas son recluidos solos en celdas de 15-20 metros cuadrados a las que no llega la luz del sol ni el aire fresco. Sólo pueden salir 1 ó 2 horas al día al patio para relacionarse con presos de pabellones vecinos. Sin embargo, en muchas prisiones, incluso el tiempo de patio conjunto se prohíbe arbitrariamente con diversos pretextos.
Los presos dispersados a ciudades alejadas de sus familias se enfrentan a problemas adicionales, ya que no pueden reunirse con sus seres queridos. Incluso su derecho a comunicarse se restringe arbitrariamente. Estas y otras prácticas similares empeoran el estado de salud de los presos y las presas, lo que se traduce en violaciones de su derecho a la vida».
Las cárceles se están utilizando esencialmente como laboratorios.
Destacando que las violaciones de derechos en las prisiones han alcanzado el nivel de la tortura, Taşkın añadió: «Las autoridades gobernantes, que aplican y toleran estas políticas, están construyendo proyectos como las prisiones de alta seguridad y de tipo S e Y para alienar a los presos y las presas de su realidad como seres sociales. Con las prácticas actuales, las cárceles se están utilizando esencialmente como laboratorios. El objetivo de estas políticas inhumanas es crear individuos que no piensen, que no reaccionen y que simplemente obedezcan.
¿Cómo podemos hablar de salud en prisiones que se han convertido en laboratorios de tortura a través de abusos físicos, psicológicos y mentales?
Las propias políticas penitenciarias actuales ya son un problema de salud pública. Las políticas que desprecian incluso el derecho más fundamental de los ciudadanos —el derecho a la vida— pasarán a la historia como una mancha negra. Estos problemas pueden resolverse poniendo fin a la política de aislamiento, que es la causa fundamental de estas violaciones. A través de esta política de aislamiento en curso, el mensaje que se envía a los presos y a las presas y a los pueblos, encarnado en el caso del Sr. Abdullah Öcalan, es: “Si no piensas como yo, incluso tus derechos más básicos te serán denegados”».
Debe crearse una plataforma de diálogo.
Refiriéndose al aislamiento absoluto impuesto al líder kurdo Abdullah Öcalan, Fırat Taşkın declaró:
«Recientemente hemos visto que al señor Abdullah Öcalan se le permitió reunirse con su familia. Sin embargo, continúa el impedimento injustificado de las visitas de los abogados. Los llamamientos para poner fin al aislamiento absoluto, que ha persistido en un estado de apagón total de las comunicaciones durante 43 meses, han sido respondidos con una negativa por parte del gobierno. Sin embargo, las recientes declaraciones de Bahçeli exponen básicamente la realidad del aislamiento. En ese caso, no debe pasarse por alto el principio de igualdad en la aplicación de los derechos a todos los presos y las presas. Estos derechos no deben tratarse como favores o monedas de cambio. Debe abandonarse la política de aislamiento, que es el mayor obstáculo para la democratización de Turquía, y debe crearse una plataforma de diálogo que incluya a todos los segmentos de la sociedad.»
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