HRW: "Las fuerzas iraníes usaron fuerza letal excesiva e ilegal contra manifestantes en Sanandaj"

"Las fuerzas de seguridad utilizan la fuerza letal contra los manifestantes, detenciones indebidas y palizas", informó hoy Human Rights Watch.

Las fuerzas de seguridad iraníes utilizaron fuerza letal excesiva e ilegal contra manifestantes en la capital de Kurdistán, Sanandaj, en octubre y noviembre de 2022, informó hoy Human Rights Watch. La recién creada Misión de Investigación de las Naciones Unidas sobre Irán debería investigar estos graves abusos como parte de su informe más amplio sobre las violaciones de derechos humanos del gobierno iraní contra manifestantes en su mayoría pacíficos en todo el país.

“Las autoridades iraníes han desatado una violencia alarmante contra los manifestantes en Sanandaj desde septiembre”, aseguró Tara Sepehri Far, investigadora sénior sobre Irán de Human Rights Watch y agregó: “Tanto las protestas como la brutal respuesta del gobierno a ellas reflejan la larga represión del gobierno de las libertades culturales y políticas del pueblo kurdo”.

Human Rights Watch entrevistó a 14 víctimas y testigos, incluidos tres ex detenidos y tres familiares de arrestados en Sanandaj. Los investigadores también analizaron 17 videos y fotografías publicados en Twitter, Telegram e Instagram de Sanandaj durante este período.

Uso de fuerza letal excesiva e ilegal

Las fuerzas de seguridad iraníes usaron fuerza excesiva y letal contra manifestantes antigubernamentales y otros en Sanandaj durante septiembre, octubre y noviembre, en violación del derecho internacional de los derechos humanos. Se produjeron represiones particularmente violentas el 8 de octubre y el 17 de noviembre. Las fuerzas de seguridad, que usaron escopetas y rifles de asalto modelo Kalashnikov, dispararon munición real, perdigones y gases lacrimógenos contra y hacia las y los manifestantes. También lanzaron gases lacrimógenos contra viviendas y destruyeron propiedades privadas. Un agente vestido de civil disparó un rifle de asalto contra los apartamentos.

Human Rights Watch descubrió que las protestas en general fueron pacíficas, pero algunos manifestantes arrojaron piedras y otros objetos a la policía. Las fuerzas de seguridad pueden tomar las medidas apropiadas contra manifestantes específicos que cometen actos de violencia, pero esto no justifica que las fuerzas de seguridad hagan un uso excesivo de la fuerza.

Las fuerzas de seguridad mataron al menos a seis personas el 8 de octubre y el 17 de noviembre. La Red de Derechos Humanos de Kurdistán informó que las fuerzas de seguridad también golpearon y mataron a tiros a Momen Zandkarimi, de 17 o 18 años, el 2 de noviembre. En un video publicado en las redes sociales el 2 de noviembre El 3 de febrero, un hombre que se identifica como el padre de Zandkarimi contó que a su hijo le dispararon perdigones de metal, lo que provocó una hemorragia interna. Human Rights Watch revisó imágenes de video publicadas en las redes sociales que afirmaban mostrar el cuerpo de Zandkarimi siendo lavado para el entierro. "Las heridas en la parte posterior del cuerpo parecen ser de perdigones", indicó un médico consultado por Human Rights Watch, además de una herida circular más grande. Los investigadores no pudieron verificar la causa de la muerte. 

Human Rights Watch habló con cinco testigos sobre los hechos del 8 de octubre. Los manifestantes se reunieron en pequeños números cerca de la plaza Azadi en el centro de Sanandaj y en los barrios de Feyz Abad, Ghatarchian y Sharif Abad. Dijeron que la policía respondió disparando gases lacrimógenos y perdigones a los manifestantes y golpeándolos con porras.

Un testigo relató que vio a un hombre disparar fatalmente a Peyman Menbari, de 24 años, en la espalda en el vecindario de Ghatarchian. Dijo que él y Menbari estaban en un grupo de unos 50 manifestantes. “Vi que tiró una piedra hacia el IRGC [Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica] y agentes [vestidos de civil]”, confirmó y detalló: “Entonces lo escuché suspirar y caer frente a mí”. El testigo agregó que otros manifestantes identificaron al hombre que le disparó a Menbari como un miembro del Basij paramilitar local a quien conocían por su nombre y que fue acusado de ayudar al IRGC a identificar a los manifestantes.

La Agencia de Prensa de Kurdistán, Kurdpa, informó que el 8 de octubre alrededor del mediodía, Yahya Rahimi recibió un disparo en su automóvil verde en la calle Pasdaran después de que supuestamente tocara la bocina en apoyo de los manifestantes. Human Rights Watch revisó y verificó cuatro videos compartidos en las redes sociales el 8 y 9 de octubre relacionados con el ataque. En un video, hombres enmascarados atacan un automóvil verde y rompen su parabrisas. En el segundo, hombres con rifles corren tras el mismo auto. En el tercero, se ve al conductor sangrando severamente y sin responder detrás del volante, rodeado de vidrios rotos.

Un hombre de 32 años que estuvo en la escena poco después del asesinato contó que vio a un hombre, a quien describió como un agente vestido de civil, que huía corriendo de la escena. “Me acerqué y vi que el conductor estaba muerto. Vi que el parabrisas estaba roto”, dijo, y agregó que parecía que una bala atravesó el parabrisas.

En el cuarto video, tomado desde otro lado del automóvil, el hombre que no responde tiene una gran herida detrás de la oreja derecha. Human Rights Watch no pudo verificar de forma independiente que el hombre era Yahya Rahimi, aunque su padre dijo a los periodistas que "agentes de la República Islámica" atacaron el automóvil de su hijo y lo mataron. Un aviso en las redes sociales decía que el funeral de Rahimi era el 9 y 10 de octubre.

El testigo relató que él también fue atacado luego esa tarde. Proporcionó fotos de su espalda que mostraban sus heridas, que dijo que fueron causadas por la policía que le disparó perdigones de metal después de que él y otros manifestantes corearon consignas pacíficamente. Calculó que vio a la policía disparar con perdigones a más de 10 personas ese día, incluso en la cara.

Cuatro testigos aseguraron que las fuerzas de seguridad que portaban rifles de asalto y escopetas lanzaron gases lacrimógenos al tráfico en varios barrios. Una mujer de 30 años dijo que vio a policías atacando autos y rompiendo parabrisas con porras en el barrio de Sharif Abad, cerca de la calle Pasdaran.

El 17 de noviembre, 40 días después del asesinato de los cuatro manifestantes el 8 de octubre, día en que la gente suele reunirse para llorar a los muertos, miles de personas se reunieron en el cementerio Behesht Mohammadi. Los testigos contaron que las unidades especiales de la policía iraní y la Guardia Revolucionaria atacaron y dispararon contra los dolientes, matando al menos a dos personas. Los testigos identificaron a las fuerzas por sus uniformes. El hombre de 32 años que participó en las protestas del 8 de octubre también vio a las fuerzas de seguridad disparar gases lacrimógenos y usar escopetas contra los dolientes que coreaban consignas a 100 o 200 metros del puente Qeshlaq. El puente conecta el cementerio con la ciudad. Agregó que algunas personas estaban lanzando cócteles molotov y piedras a la policía, pero que la mayoría eran pacíficos.

Indicó que las fuerzas de seguridad dispararon e hirieron a varios dolientes, incluido un adolescente y dos hombres, uno en el abdomen y otro en el brazo. Además,  las fuerzas de seguridad se llevaron los cuerpos de otros dos hombres, identificados como Aram Habibi y Shaho Bahmani por la Red de Derechos Humanos de Kurdistán, del Hospital Kowsar, a pesar de las objeciones de sus familias.

Los Principios básicos sobre el uso de la fuerza y ​​de las armas de fuego de las Naciones Unidas prohíben el uso excesivo de la fuerza en todo momento y la utilización de la fuerza letal excepto en casos de amenaza inminente de muerte o lesiones graves. La “Guía sobre armas menos letales en el cumplimiento de la ley” de la ONU de 2020 dice: “Múltiples proyectiles disparados al mismo tiempo son inexactos y, en general, su uso no puede cumplir con los principios de necesidad y proporcionalidad. Nunca se deben usar perdigones de metal, como los que se disparan con escopetas”. Las normas internacionales sobre el uso de proyectiles de gas lacrimógeno establecen que éste solo debe usarse para dispersar reuniones ilícitas cuando sea necesario y proporcionado, y debe dispararse desde un ángulo elevado.

"Las fuerzas de seguridad de Irán deben dejar de usar perdigones de escopeta y otras armas indiscriminadas de manera inmediata", indicó Human Rights Watch.

Abusos contra detenidos

Human Rights Watch documentó graves abusos contra detenidos, incluidos mujeres y niños. Las violaciones incluyeron detenciones arbitrarias, denegación de atención médica y tortura y otros malos tratos, incluidas amenazas, palizas y acoso y agresión sexual. Las autoridades no proporcionaron habitualmente información a las familias sobre las circunstancias y el paradero de las personas bajo su custodia.

Dos mujeres detenidas juntas durante la primera semana de protestas en septiembre dijeron que las fuerzas de seguridad las golpearon, agredieron sexualmente y amenazaron con violarlas durante el arresto y mientras permanecían retenidas en la comisaría. Un familiar de una niña de 17 años arrestada en octubre contó que la policía la amenazó con agresión sexual y la acosó sexualmente en la comisaría. Una de las mujeres agregó que durante su arresto en septiembre, un oficial de seguridad la golpeó en el cuello, la tiró al suelo y la arrastró del cabello antes de que seis o siete oficiales la golpearan. Luego, uno la pateó y golpeó con una porra mientras la obligaba a subir a un automóvil. Dijo que sufrió hemorragias internas y fracturas.

Las dos mujeres contaron que después de estar detenidas en la comisaría, ellas y otras arrestadas fueron trasladadas al centro correccional de menores de Sanandaj. Allí, dijeron que se vieron obligadas a turnarse para dormir en el suelo debido a la falta de espacio y no tenían suficientes mantas. Detallaron que la policía no informó a sus familias sobre su arresto ni admitió que las tenían retenidas cuando sus familias fueron a buscarlas.

Varias personas describieron a las autoridades arrestando violentamente a niños y golpeándolos bajo custodia. Un hombre de 43 años dijo que vio cómo agentes vestidos de civil emboscaron a un adolescente en el complejo de apartamentos de Maskan Mehr el 9 de octubre y lo golpearon mientras lo arrestaban. En otro caso, una mujer agregó que vio cómo las fuerzas de seguridad golpeaban a un niño en el municipio de Baharan antes de detenerlo. El familiar de un niño de 13 años contó que agentes vestidos de civil lo arrestaron cuando iba al supermercado. Cuando la familia finalmente lo localizó y lo liberaron bajo fianza, tenía lesiones graves, incluida una costilla rota.

“Las autoridades iraníes han intensificado drásticamente los abusos contra los manifestantes bajo custodia”, aseguró Sepehri Far y añadió: “Los gobiernos que buscan responsabilizar a Irán por violaciones de derechos deben prestar especial atención a los graves abusos contra los detenidos”.