La Agencia Mizan del poder judicial iraní informa que Mohammad Qubadlu, un preso condenado a muerte por su presunta participación en las protestas 'Jin, Jiyan, Azadî' (Mujer, Vida, Libertad) en 2022, ha sido ejecutado en la prisión de Qizilhisar en Karaj.

El abogado de Qubadlu, Emir Reisyan, afirmó que la ejecución de su cliente fue ilegal porque tenía derecho a apelar la sentencia.

Hace un tiempo, 8 personas fueron ejecutadas por participar en las protestas 'Jin, Jiyan, Azadi' en Irán.

Según la Organización de Derechos Humanos de Irán, al menos 49 personas han sido ejecutadas en Irán desde principios de año. Según datos de organizaciones de derechos humanos en Irán, el país ha sido testigo de un aumento alarmante de violaciones de derechos humanos en 2023, cuando un total de 823 personas fueron ejecutadas.

Jina Mahsa Amini, originaria de Seqiz (Saqqez), estaba de visita en Teherán en septiembre de 2022 cuando fue arrestada por la policía de la moralidad iraní por presuntamente violar el código de vestimenta del régimen de los mulás islamistas. Poco tiempo después, murió bajo custodia policial. Según su familia, Amini fue arrastrada a la fuerza a un coche de policía y llevada a una comisaría, donde se desplomó como resultado de nuevos abusos y tortura, y cayó en coma. El 16 de septiembre de 2022, los médicos de una clínica de Teherán declararon muerta a Amini.

La muerte de Jina Mahsa Amini desató la revolución nacional conocida como "Jin, Jiyan, Azadî", con las mujeres en la vanguardia. El movimiento representó la mayor amenaza para la República Islámica de Irán desde su existencia. Especialmente la generación joven salió a las calles durante meses contra las políticas represivas de los dirigentes islámicos. Como respuesta, el aparato estatal reprimió violentamente las manifestaciones: más de 550 personas murieron y 8 manifestantes fueron ejecutados. Además, más de 22.000 personas han sido arrestadas.

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