El cuerpo de la miembro de las HPG Mercan Erkol (Beritan Tolhildan), que cayó mártir en los enfrentamientos que estallaron el 16 de noviembre de 2017 en Şenyayla, en las fronteras de Kulp y Muş, aún no ha sido entregado a su familia a pesar de todas las peticiones que han hecho durante casi 6 años. El 17 de marzo de 2019, su identidad fue finalmente confirmada y su padre, Hesin Erkol, solicitó a la Comandancia de la Gendarmería Provincial de Diyarbakır la recogida de los restos de su hija. Erkol fue desde Diyarbakır, junto con soldados y policías, hasta cementerio de Yeniköy, en el distrito de Bağlar. Una vez allí, la fiscalía decidió no abrir la fosa alegando que no se sabía a quién pertenecían los tres cuerpos enterrados en ella.
Se ha determinado que el “informe pericial” redactado por la Dirección de Investigación Biológica de Diyarbakır en 2019 y enviado a la gendarmería y la fiscalía correspondientes, que determina el género del cuerpo, se ha perdido.
Tras un informe que se completó tras una solicitud de la familia en agosto de 2020, la fiscalía solicitó un mapa del cementerio. Resultó que hay dos tumbas diferentes en la sección “de los sin nombre” del cementerio de Yeniköy Asri en el distrito central de Bağlar, y hay tres cadáveres de las HPG en cada tumba. Se determinó que las dos tumbas en cuestión estaban numeradas como “Kulp Şenyayla 3 Hombres” y “Kulp Şenyayla 3 Trozos de Cuerpo”. Sobre la base del informe pericial y de la autopsia realizada el 19 de noviembre de 2017, se determinó que el cuerpo de Erkol estaba en la fosa denominada “Kulp Şenyayla 3 Trozos de Cuerpo”.
Cuerpo no entregado
Una vez determinada la fosa y el lugar, sólo quedaba abrir la fosa y entregar el cuerpo a la familia, pero el fiscal que seguía el expediente suspendió el proceso alegando que los documentos pertinentes enviados a la Dirección del Cementerio por la Fiscalía General estaban fuera de su ámbito.
La familia Erkol sigue a la espera
çHesin Erkol: “Se han hecho análisis y se ha confirmado la identidad de mi hija. Sin embargo, siguen actuando como si no lo supieran. Lo saben, pero su objetivo es insultarnos y perseguirnos. Su objetivo es molestar a las familias. Pero a nosotros no nos duele lo que hacen. Nuestra hija es una mártir del pueblo kurdo. No importa si nuestra hija está en Diyarbakır o en Van. Lo que queremos es tener una tumba a la que ir”.