El preso político Mehmet Emin Özkan, de 84 años de edad, lleva ya 27 años encarcelado por su presunta pertenencia al PKK y por un intento de asesinato del general turco Bahytiyar Aydin que tuvo éxito. Aunque desde 2014, a más tardar, las autoridades policiales turcas también están convencidas de su inocencia e incluso los fiscales han exigido su liberación, Özkan debe permanecer en prisión. Su salud se deteriora visiblemente bajo custodia. A pesar de que ya no puede valerse por sí mismo y de que cuenta con varios certificados que declaran que no es apto para ser encarcelado, no es liberado. Sufre diversos problemas de salud, como hipertensión arterial, bocio tóxico, osteoporosis, problemas de audición y visión y pérdida de memoria. Sufrió cinco infartos durante su detención. Sin embargo, el Instituto de Medicina Legal (ATK), famoso por sus decisiones políticas, se negó a liberarlo.

Ahora, el preso gravemente enfermo fue hospitalizado de nuevo el 2 de septiembre. Según los informes del hospital, estuvo en cuidados intensivos hasta el 4 de septiembre. Ahora ha sido trasladado a la sala normal. Su familia no tiene información sobre su estado.

Los presos políticos mueren cada semana bajo custodia

Según la Asociación de Derechos Humanos (IHD), 47 presos murieron en los primeros ocho meses de este año porque se les negó la libertad por enfermedad. Según la asociación de derechos humanos, en las cárceles de Turquía hay 1.517 enfermos, 651 de ellos graves.