El Movimiento de Mujeres Kurdas en Francia (TJK-F) ha llamado la atención sobre la fatal situación sanitaria de los presos políticos enfermos en Turquía con una concentración en la Plaza de la República de París. El gobierno de Ankara aplica una política de derecho penal del enemigo y no se responsabiliza de los presos enfermos que han sido encarcelados por motivos políticos. "Se les somete a un trato permanentemente inhumano y degradante, que a menudo significa el encarcelamiento hasta la muerte. Pedimos a la opinión pública y a los políticos franceses que no miren hacia otro lado, sino que actúen", dijo un portavoz.
Turquía tiene la tasa de encarcelamiento más alta de Europa. Según el Ministerio de Justicia, más de 295.000 personas son consideradas actualmente presas, entre ellas 38.800 detenidos en prisión preventiva y varias decenas de miles que fueron parcialmente "amnistiados" y enviados a arresto domiciliario a raíz de la pandemia de Corona. Entre los detenidos, al menos 1.605 están considerados como enfermos, y en 604 casos la situación sanitaria es incluso de riesgo vital, según la Asociación de Derechos Humanos (IHD). Por lo general, se trata de presos de conciencia. "El hecho de que no sean liberados encarna la ideología inhumana del régimen y su reino de injusticia y terror. Instituciones como el Comité para la Prevención de la Tortura (CPT) del Consejo de Europa, pero también las organizaciones de derechos humanos, deben trabajar para impedir el comportamiento bárbaro hacia los presos enfermos en Turquía. El AKP los está dejando a merced de una muerte segura", dice la declaración en nombre de los activistas.
La pancarta muestra los rostros de las revolucionarios kurdos Sakine Cansiz, Fidag Dogan y Leyla Saylemez, asesinados por un agente turco en París en enero de 2013.
En particular, los activistas plantearon el caso de la política y abogada del HDP Aysel Tuğluk, que sufre pérdida de memoria tras las experiencias traumáticas vividas en el funeral de su madre y ya no puede valerse por sí misma. En julio, la facultad de medicina de Kocaeli le diagnosticó una enfermedad crónica e incapacidad. Tres meses después, la medicina forense emitió un dictamen pericial contrario. De este modo, resultaba evidente que la medicina forense seguía instrucciones políticas de Ankara y no era independiente. "En este contexto, nos hemos propuesto que el sistema penal de Turquía sea un asunto público en este país", dijo el portavoz del TJK-F.
Cuatro muertes en pocos días
En los últimos días se han registrado varias muertes en las cárceles de Turquía. La semana anterior, la presa política Garibe Gezer fue encontrada muerta en su celda. Halil Güneş y Abdülrezzak Şuyur sucumbieron el miércoles a graves cánceres tras décadas en prisión. Las solicitudes de exención de prisión fueron rechazadas varias veces, como es habitual en los casos de condenas por cargos de terrorismo. Ilyas Demir, condenado por asesinato, fue encontrado muerto en una celda solitaria de la prisión tipo T de Bolu el viernes. El hombre, de 32 años, había sido condenado a una pena de cadena perpetua agravada, que según la legislación turca implica la prisión hasta la muerte.