Huelgas de Hambre

Fallecen cinco personas en protesta por el aislamiento impuesto a Öcalan

El HDP invita a la comunidad internacional a no permanecer en silencio y a no quedarse indiferente ante el agravamiento de la situación en relación con las huelgas de hambre.

La huelga de hambre que inició la diputada del HDP, Leyla Güven, para protestar por el aislamiento de Abdullah Öcalan en la prisión de la isla de Imrali, ha alcanzado 139 días de duración. Los diputados del HDP Dersim Dağ, Tayip Temel y Murat Sarısaç, siete mil presos políticos en Turquía, y activistas y políticos del Gobierno Regional del Kurdistán en Irak, Gales, Estrasburgo, Toronto y otros lugares se han unido a la huelga.

A pesar de que muchas personas en huelga de hambre se encuentran en una etapa crítica y su salud se deteriora rápidamente, las autoridades turcas siguen calladas e indiferentes a su reivindicación, que consiste en poner fin al aislamiento ilegal de Öcalan. Lamentablemente, esta postura del gobierno ha provocado daños irreparables. En los últimos diez días, cinco personas han perdido la vida, una en Alemania y cuatro en cárceles turcas. Nos preocupa que pueda haber más muertes en un futuro próximo.

El 16 de marzo, Zülküf Gezen (32) se suicidó en la prisión tipo F de Tekirdağ para protestar por el aislamiento de Öcalan. Su cuerpo fue transferido a Diyarbakır a medianoche sin el conocimiento de su familia. La policía no sólo impidió a la familia, excepto a cuatro miembtos, unirse a la ceremonia fúnebre, sino que también agredió a agentes del HDP, al resto de familiares y a otros ciudadanos que querían unirse al funeral.

El 22 de marzo falleció Uğur Şakar, que se prendió fuego en Krefeld, Alemania, el 20 de febrero para protestar contra la política de aislamiento.

Al día siguiente, el 23 de marzo, Ayten Beçet (24) se suicidó en la prisión de Gebze para mujeres. Las autoridades turcas también secuestraron su cuerpo y lo trasladaron a su ciudad natal, Gaziantep, para ser enterrado en secreto. La policía llevó a su padre al cementerio. Los diputados del HDP y otros familiares de Beçet quisieron unirse al funeral, pero la policía bloqueó la casa de la familia y no permitió que nadie abandonara el barrio.

El 24 de marzo, Zehra Sağlam (23) se suicidó en la Prisión Cerrada Tipo T de Oltu para protestar por la misma razón. Sağlam tampoco tuvo un entierro apropiado, ya que el gobernador de Muş, su ciudad natal, declaró la región donde se encuentra su pueblo como zona de seguridad durante quince días. Un par de miembros de la familia pudieron unirse a la ceremonia funeraria. A nadie más se le permitió entrar al pueblo para unirse al funeral o expresar sus condolencias, incluidos los miembros del parlamento.

Y el 25 de marzo, Medya Çınar (24) se suicidó en la prisión Mardin Tipo E para protestar contra la política de aislamiento. No se entregó su cuerpo a su familia y lo más probable es que ella tampoco tenga un entierro digno.

En un comunicado sobre la creciente resistencia contra el aislamiento, Hişyar Özsoy, Vicepresidente del HDP y responsable de Asuntos Exteriores y de Diyarbakır, declaró que: "desafortunadamente, no hay señales de que el gobierno vaya a poner fin a la política ilegal de aislamiento en Öcalan. Además, las autoridades turcas están extendiendo la política de aislamiento a los difuntos y a sus familias: los fallecidos son secuestrados por la policía, separados de la sociedad y enterrados en secreto. Incluso la mayoría de los miembros de la familia no se les permite unirse al funeral y cumplir con sus últimas obligaciones hacia el difunto. Las autoridades turcas están violando tanto el derecho universal a un entierro digno como otros derechos y libertades religiosas".

Özsoy recordó que la diputada del HDP Leyla Guven, que había iniciado la huelga de hambre desde dentro de la prisión, pidió a los presos políticos que pusieran fin a los suicidios como una forma de protesta.

La declaración añadió: "una vez más, invitamos a la comunidad internacional a que no guarde silencio y no deje de responder a esta grave situación. Los esfuerzos de la comunidad internacional pueden ayudar a restaurar la ley, poner fin a las políticas de aislamiento y huelgas de hambre, y prevenir otras posibles muertes".