Uno de los problemas drásticos que enfrenta la ciudad de Amed son los niños que trabajan. En casi todos los rincones hay un niño vendiendo pañuelos y chicle, lustrando zapatos, recogiendo papel de los botes de basura, llevando carros de carga en los mercados.
Algunos de estos niños son utilizados por sus familias para contribuir a su situación financiera para llegar a fin de mes, otros trabajan voluntariamente para obtener su propio dinero. El rasgo común de todos ellos es que son hijos de familias pobres y víctimas de la migración forzada.
El problema se ha vuelto desenfrenado desde hace más de 20 años, ha emergido recientemente a plena vista, después de la demolición del distrito histórico Sur y la destrucción de miles de casas.
La primera vez en la historia que el Parlamento turco creó una Comisión de Investigación para identificar a las personas desplazadas de sus aldeas e investigar los problemas que enfrentan fue en 1996.
La Comisión llevó a cabo una amplia investigación durante 4 meses en la región del Kurdistán del Norte, incluyendo las ciudades de Amed, Mardin, Urfa, Şırnak, Siirt, Batman y Hakkari. En los informes oficiales del estado se registró que se habían vaciado 905 aldeas y 2523 aldeas, y se dijo que el número de aldeanos desplazados era de 400 mil.
Según los informes oficiales, la población desplazada en ese momento era de 400.000 personas, mientras que las cifras informales indicaron que hubo más de dos millones de desplazados. Este número se duplicó entre 1996 y 2001.
Los niños son forzados a trabajar
Las familias que fueron expulsadas de su tierra se han convertido en jornaleros, trabajan en la construcción, van en verano a las ciudades turcas para la cosecha de nueces, cocechan papas, cebollas, zanahorias y tomates en los campos o trabajan en campos de algodón en el otoño. También los niños de esas familias se han quedado sin otra opción que trabajar en las calles. Algunos de ellos están trabajando por su propia cuenta, mientras que otros son empujados por sus familias.
En el centro de la ciudad de Amed, los niños de entre 9 y 13 años se ven obligados a trabajar en las calles recolectando papel, lustrando zapatos, vendiendo pañuelos y llevando carros de transporte de carga.
Estos niños tienen nombre, historias, sueños, pero hoy son los desplazados y olvidados del Estado turco.
Bager esta recolectando papel
Bager tiene 14 años. Su familia emigró en 1997 del distrito Mazıdağı de Mardin. Él está tratando de hacer una contribución al presupuesto familiar mediante la recolección de papel, junto con sus hermano, dos años menor, Harun. El año pasado su madre, su padre y sus hermanas fueron a cosechar nueces. Pero este año no se fueron porque su padre encontró un trabajo en la construcción. Cada día Bager y su hermano pequeño están tratando de ganar dinero recolectando papel y cartón que han sido arrojados a los botes de basura. Las ganancias diarias se juzgan por el desempeño de ese día entre 8 a 20 liras (entre 2 y 5 euros). El papel se vende posteriormente a los distribuidores de basura por kilogramos. Un kilogramo de cartón y papel se vende por 1,5 litros (36 centavos) y un kilogramo de nylon y plásticos por 1 lira (24 centavos).
Süleyman vende simit
Süleyman K. es un niño de 13 años de edad, estudiante de la Escuela Primaria Tevfik Fikret. Está tratando de contribuir a la situación financiera de su familia vendiendo simit (bagel) medio día cuando va a la escuela, y a tiempo completo los fines de semana cuando no está en la escuela y durante las vacaciones. Süleyman dijo: "Cuando trabajo todo el día, llego a vender entre 90 y 110 simits hasta la noche. En el horario escolar es bueno si sólo puedo vender entre 40 y 50, aunque a veces sólo vendo 20. Los restantes vuelven a la panadería. Si no vender suficientes simit, no me dejan vender de nuevo. Por lo tanto, voy a lugares como Yenişehir, Dağkapı, Balıkçılarbaşi para venderlos. Cuando termino todo el trabajo, me pagan y yo le doy ese dinero a mi madre".
Ramazan lleva carros de carga
Ramazan G. tiene 12 años. Él está viviendo junto con su familia en el barrio Ben u Sen, en un refugio temporal. Todos los días lleva carga a los mercados del barrio de Yenişehir, con su carro de carga y está tratando de ganar algo de dinero. Dijo: "Cuando voy a la escuela, trabajo por las tardes, ahora estamos en vacaciones escolares, cada mañana llevo carga, algunos dan 1 lira (24 Centavos de euro) y algunos dan 2 liras (48 Centavos). De ese modo gano diariamente de 15 a 20 liras, el dinero se lo doy a mi madre, mi padre está desempleado".
Mazlum lustra zapatos
Mazlum, que es un zapatero en la Plaza Dağkapı, tiene 13 años. Nació en Amed, pero su familia es originaria del distrito de Kulp. Vivían en una casa en el barrio de Hasırlı de Sur junto con sus tíos. Ahora se está quedando con su familia en el barrio Kaynartepe / Bağlar. Mazlum dijo: "Mi padre trabaja si hay trabajo. Mi hermano mayor está trabajando en una tienda de kebab diariamente. Vengo a Dağkapı todos los días y le doy lustre a los zapatos. No trabajo en Bağlar porque nadie quiere sus zapatos con brillo. Aca cobro 1 lira, a veces me dan 3 zapatos, a veces 7 a 8 pares. En los mejores días, logro dar brillo alrededor de 30 zapatos".