La Justicia británica ha dado la razón a la defensa de Julian Assange, que consideraba que el fundador de Wikileaks podía ser discriminado como australiano y no recibir toda la protección que ofrece la Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos a sus ciudadanos de ser extraditado.

Tras esta decisión, la defensa de Assange tiene hasta mañana para apelar la extradición. De esta manera, se inicia un nuevo proceso que, al menos por el momento, supone un respiro en el juicio contra el fundador de WikiLeaks, condenado por publicar información clasificada que en cualquier caso no obtuvo él, y que la prensa internacional tampoco dudó en difundir sin prejuicios legales de ningún tipo. 

Desde hace meses, el equipo legal de Assange y el Departamento de Justicia de Estados Unidos negocian la retirada de los cargos, según adelantó el Wall Street Journal en marzo y confirmó en abril el presidente Joe Biden, con lo que en cualquier momento Estados Unidos podría abandonar el caso.

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