Dos años después, la revolución “Jin, Jiyan, Azadi” continúa

El movimiento ha ganado impulso mundial y ha creado cambios significativos y continuos en la sociedad civil iraní.

Jina (Mahsa) Amini

Dos años después de la muerte de Jina (Mahsa) Amini, el nombre de la joven kurda iraní ha dado la vuelta al mundo.Tras la paliza mortal que recibió a manos de la policía moral iraní, las revueltas lideradas por mujeres kurdas y unidas bajo el lema kurdo “Jin, Jiyan, Azadi” (“Mujer, Vida, Libertad”) se extendieron desde Rojhilat (Kurdistán iraní) a todo Irán.

Cientos de manifestantes han sido asesinados, las mujeres en Irán siguen siendo acosadas y perseguidas por la policía moral, y el régimen islámico gobernante sigue en el poder, desempeñando un papel importante en una crisis cada vez mayor en Oriente Medio. Sin embargo, el movimiento ha ganado impulso mundial y ha creado cambios significativos y continuos en la sociedad civil iraní.

Para conmemorar el aniversario del asesinato de Jina Amini (el pasado 16 de septiembre), Medya News entrevistó a Rojin Mukriyan, una académica kurda iraní que ha realizado una amplia investigación sobre el movimiento “Jin, Jiyan, Azadi” y sus repercusiones políticas y sociales. A continuación, publicamos los fragmentos más importantes de la entrevista.

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-Dos años después, ¿cómo se ve hoy el movimiento “Jin, Jiyan, Azadi” en Irán? 

-Han pasado dos años desde las protestas bajo el lema “Jin, Jiyan, Azadi”, que marcaron un punto de inflexión transformador e irreversible en Irán. Lo veo como un movimiento transnacional, de base y descolonial, que intenta emancipar la vida misma de la intersección de las relaciones de poder. Así que después de dos años, no vemos ninguna protesta en las calles; pero eso no significa que este movimiento revolucionario se haya detenido. Continúa, y vemos la resistencia y la lucha de diferentes maneras.

Por ejemplo, el pueblo kurdo ha decidido por unanimidad llevar a cabo una huelga general, lo que nos demuestra que este movimiento revolucionario, especialmente dentro de Rojhilat, continúa. Un movimiento revolucionario es un proceso, no ha terminado, pero sigue adelante en diferentes formas. Es importante hacer referencia aquí a las mujeres kurdas de Rojhilat como una fuerza revolucionaria, especialmente en prisión, donde vemos a Sharifeh Mohammadi, miembro de un sindicato, condenada a muerte por cargos de rebelión; y a Pakhshan Azizi, una trabajadora social kurda también condenada a muerte; y a Risha Muradi, otra mujer kurda acusada de rebelión y en espera de su sentencia. Estas mujeres no se dieron por vencidas. En la prisión femenina de Evin [el ala femenina de la prisión de Evin], vemos que están creando conexiones entre diferentes movimientos en Irán, escribiendo cartas, tratando de motivar y organizar a la gente desde la prisión.

-¿Qué lecciones políticas y organizativas se han aprendido de los últimos dos años de protesta y resistencia?

-Volviendo a la cuestión del patriarcado, sabemos que éste, especialmente en los países de Oriente Medio, está profundamente arraigado en todas las capas de la sociedad. En la familia, en la sociedad, está en todas partes. Durante este movimiento revolucionario, nos dimos cuenta de que [la sociedad kurda iraní] no sólo estaba codo a codo con las mujeres kurdas, sino que incluso aceptaba su liderazgo. Durante la resistencia de las mujeres en diferentes regiones, en Europa, Oriente Medio y África, experimentamos la presencia de mujeres en todos los diferentes movimientos sociales; pero era difícil para la sociedad dominada por los hombres aceptar la subjetividad política y el liderazgo de las mujeres.

Pero en este movimiento –retomando las palabras del padre de uno de los mártires de este movimiento, el padre de Mohammed Hassan Zada– durante la ceremonia de entierro de su hijo, dijo: “Antes de este movimiento revolucionario, si alguien actuaba con tanta valentía, lo llamábamos ‘un gran hombre’, un ‘símbolo de hombría’. Pero ahora, cuando vemos a alguien actuar con valentía, decimos ‘eres una gran mujer’”. Esto nos dice que se están cambiando las perspectivas y los estereotipos arraigados en la sociedad.

-Irán desempeña un papel crucial en el conflicto contemporáneo de Oriente Próximo. ¿Puede el movimiento “Jin, Jiyan, Azadi” ofrecer o sugerir una vía alternativa?

-¿A quién queremos liberar? ¿A la sociedad o al uno por ciento de las élites? Deberíamos hacernos esta pregunta. Esto es lo que nos muestra el ejemplo del Kurdistán iraquí. Tenemos allí un gobierno kurdo, un pueblo kurdo que gobierna a un pueblo kurdo. ¿Se puede decir que el pueblo kurdo es libre allí? No. Tenemos pruebas contundentes que demuestran que está oprimido y dominado, incluso en comparación con otras regiones. Deberíamos pensar más allá de las opciones centradas en el Estado y el poder. Y esto es lo que nos aportan el jin, el jiyan, la lengua y la filosofía azadí; algo que se ha practicado en otras partes del Kurdistán, por ejemplo en Rojava (norte y este de Siria).

FUENTE: Matt Broomfield / Medya News / Traducción y edición: Kurdistán América Latina