“La organización de mujeres es la única forma de prevenir la violencia”
La académica Akdemir aseguró que no hay otra forma de prevenir la violencia que no sea la organización de mujeres.
La académica Akdemir aseguró que no hay otra forma de prevenir la violencia que no sea la organización de mujeres.
Nevra Akdemir, miembro de Académicos por la Paz que fue expulsada de la universidad a través de un decreto gubernamental, declaró que las mujeres deben creer y confiar las unas en las otras para fortalecerse. “Las mujeres deben mantenerse alejadas de la manipulación emocional. La autodefensa es muy importante en un entorno de violencia en el que vivimos como si estuviéramos en una guerra”, agregó.
Akdemir habló con ANF sobre el 25 de noviembre, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
La académica afirmó que si bien hay una historia muy larga de violencia dominada por hombres, la lucha de las mujeres por la igualdad de derechos no se limita al feminismo que, dijo, ha surgido de estas luchas. Remarcó que definir los tipos de violencia contra la mujer y crear un orden jurídico basado en la igualdad de derechos siguen estando entre los temas primordiales del feminismo.
“La usurpación de la fuerza laboral de las mujeres, la explotación y la subordinación del cuerpo de éstas tienen una historia que se remonta a los modos de producción precapitalistas. El capitalismo crea ciclos de acumulación de capital a través de relaciones opresivas similares. Si hubiera igualdad entre hombres y mujeres, el modo de producción sería muy diferente de su forma actual. Podemos decir que el capitalismo ha penetrado en todo este conjunto de relaciones, es decir, el capitalismo mismo se ha construido sobre el sistema patriarcal, y la explotación sistemática, incluida la producción de plusvalía y el trabajo doméstico invisible de las mujeres, está relacionada con esta desigualdad ”, indicó.
Una espiral de violencia
Aunque la mitad de la sociedad está formada por mujeres, la violencia continúa, dijo Akdemir y señaló a las normales que dependen de la ideología familiar heteronormativa (una mujer y un hombre que establecen una unión permanente para tener hijos para la continuación de la especie). “Por ejemplo, partiendo de los conceptos de 'amor' y 'devoción', las mujeres tienen la tarea de hacer felices a quienes las rodean y cuidarlas en el marco de esta 'normalidad'. Siempre que una mujer defiende su propia fuerza laboral y quiere tomar una decisión sobre su propia vida, en definitiva, siempre que quiere ser sujeto, se le recuerda el amor y el sacrificio, y surge la ´violencia´. Ésta puede no ser solo física, porque vemos una espiral de violencia que incluye la psicológica", advirtió.
Explotación del trabajo de las mujeres
Akdemir comentó que las mujeres trabajan principalmente en los sectores de educación y salud, ya que se supone que tienen una predisposición y habilidades naturales. Señaló que los trabajadores domésticos son en su mayoría mujeres y reciben salarios más bajos incluso si hacen el mismo trabajo. “Incluso en Alemania, el 70% de los trabajos a tiempo parcial los realizan mujeres. Éstas obtienen menos beneficios de jubilación que los hombres. Desafortunadamente, las mujeres se vuelven dependientes de los varones debido al trabajo doméstico no remunerado y las actividades de cuidado. El hecho de que la fuerza laboral de las mujeres sea remunerada en el mercado y que éstas tengan profesiones es algo que las empodera en estas condiciones, pero no se debe olvidar que existen de manera desigual y precaria en el mercado laboral, y pueden estar expuestas también a la violencia allí", explicó.
La violencia sexual es un aparato estatal
Akdemir añadió que el militarismo en la región kurda, que consiste en aquellos que dependen del poder estatal y saben que no serán procesados incluso si cometen un crimen, ilustra otra característica del poder masculino. Añadió que el acoso, el abuso sexual, la violación, es decir, la violencia sexual contra las mujeres se presencia con frecuencia en Kurdistán como un medio para presionar a las mujeres.
La académica enfatizó que la violencia sexual contra las mujeres en zonas de conflicto siempre se utiliza como herramienta disciplinaria y de obediencia del Estado.
Un sistema complejo
Akdemir señaló que la dominación masculina no es un sistema que pueda entenderse desde un único punto de referencia: “Es un sistema complejo que incluye manipulación emocional y violencia sexual. A pesar de 5000 años de explotación, las mujeres han llevado a cabo duras luchas. Las mujeres logran luchar contra el sistema capitalista patriarcal y la resistencia se expande gradualmente. El 25 de noviembre es un día simbólico para luchar contra la violencia masculina en una amplia alianza. Es necesario crear un orden legal contra la violencia contra la mujer basado en la igualdad de ciudadanía para que los estados de excepción no se introduzcan tampoco para los refugiados y apátridas. Independientemente de la víctima de la violencia, las sanciones penales contra los autores también son preventivas. La violencia contra la mujer tiene varias dimensiones. Las mujeres luchan por la igualdad de ciudadanía y la ley porque es necesaria una resistencia constante contra la transformación de la violencia. El reconocimiento de las formas de violencia es tan importante como el de los derechos. Limita el llamado derecho incondicional e innato del hombre a usar su "derecho a intimidar", es decir, a usar el poder contra las mujeres".
Organizarse es la única solución
Akdemir enfatizó que no hay otra solución que la de organizarse para prevenir la violencia contra la mujer. “No importa hasta qué punto una mujer sea consciente o políticamente activa, nadie está seguro en este sistema. Se han desarrollado muchos mecanismos de consentimiento para disuadir a las mujeres de luchar por la igualdad de derechos en todos los niveles. Algunas pueden incluso convertirse en perpetradoras de violencia. Dado que la violencia es política y estructural, la lucha contra ella no puede llevarse a cabo mediante una simple reversión. Las mujeres necesitan una lucha política para combatirlo. Esta lucha debe apuntar a cambiar la estructura, es decir, todo el sistema, pero también cambiar a la persona mientras la transforma. Es muy importante que las mujeres se empoderen unas a otras y no se sientan solas en la lucha contra la violencia. Primero deben creer y confiar la una en la otra para ser empoderadas. Deben mantenerse alejadas de la manipulación emocional. La autodefensa es muy importante en un entorno de violencia donde vivimos como si estuviéramos en una guerra. Las mujeres somos fuertes juntas", concluyó.