La tormenta de arena que cubrió gran parte de Irak a finales de la semana pasada ha vuelto a envolver el país.
La tormenta se ha registrado en la capital, Bagdad, y en las zonas centrales del país, donde ha restringido seriamente la visibilidad.
Se ha visto a los residentes de Bagdad llevando máscaras desechables para evitar el polvo en la calle.
Los vuelos han tenido que ser suspendidos en los aeropuertos internacionales de Bagdad y Nayaf en horas de la mañana. Por la tarde reanudarán sus vuelos.
El país es especialmente vulnerable al cambio climático y a la desertización. Las sequías son cada vez más frecuentes y las temperaturas extremas pueden superar los 50 grados durante varios días seguidos.
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