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Dra. Ebîr Hessaf: “Turquía intenta cambiar la demografía del Norte y el Este de Siria”

Entrevistamos a la Dra. Ebîr Hessaf, del Consejo de Mujeres del N/E de Siria: “Se cierran las fronteras y se impone un embargo económico mientras los pasos fronterizos están abiertos de par en par a la emigración. ¿Qué se supone que significa esto?”

El 28 de enero, el Centro de Estudios Estratégicos de Rojava (NLSR) celebró una conferencia sobre la emigración en el Norte y el Este de Siria. Un centenar de personas participaron en la conferencia, entre ellas numerosos políticos kurdos, árabes y asirios, así como intelectuales y científicos. Los debates giraron en torno a las causas de la emigración, las consecuencias y las posibles medidas a tomar. Entre los ponentes se encontraba la Dra. Ebîr Hessaf, del Consejo de Mujeres del Norte y Este de Siria.

La Dra. Hessaf declaró a ANF que el Estado turco quiere expulsar a la población kurda con sus ataques de ocupación, pero también con la guerra psicológica y los embargos, y después pretende asentar a otros grupos de población en las zonas ocupadas.

¿Por qué cada vez más personas abandonan el Norte y el Este de Siria?

El problema de la emigración no es nada nuevo. El pueblo kurdo ha sido objeto de presiones para emigrar durante 100 años. A finales del siglo XX, un gran número de gente abandonó la región. La política hacia el Norte y el Este de Siria y la crisis política y económica en Siria están provocando que la gente abandone el país. A ello se suman los ataques del Estado turco contra la región, la guerra especial que libra, la guerra psicológica, así como el miedo y la desesperanza.

Comenzaron los ataques diarios en particular con la ocupación de Afrin, Girê Spî y Serêkaniyê. Los atentados contra personalidades destacadas de la región, además, crean un clima de crisis e impiden una vida pacífica y estable. Todo esto hace que la gente busque una vida mejor en otros lugares. Por supuesto, es cuestionable que puedan encontrarla. Hasta ahora, nadie ha logrado una vida mejor escapando de aquí. Sin embargo, la gente emigra por todo el mundo en busca de una nueva vida.

¿Qué problemas aguardan al Norte y el Este de Siria en relación con el movimiento de emigración?

El problema más importante es el cambio demográfico. Mientras que antes más del 90% de la población del Kurdistán occidental eran kurdos, hoy este porcentaje es diferente. A finales del siglo XIX, todavía había una población predominantemente kurda hasta Deir ez-Zor. Así lo demuestran los documentos históricos. Pero, ¿dónde está ahora la mayoría kurda? El régimen sirio ha asimilado a la población kurda trasladándola a Damasco, Alepo, Líbano, etc. En la actualidad, la política antikurda, especialmente la del Estado turco, tiene como objetivo la deskurdización del Norte y el Este de Siria. Detrás de ello está el intento de debilitar la cultura, la lengua y la identidad del pueblo kurdo. Si no se neutraliza esta política contra el Kurdistán occidental, la región y sus pueblos volverán a correr un gran peligro.

La emigración tiene un impacto directo en la demografía. ¿Cree que crear presión para emigrar es una política planificada en el Norte y el Este de Siria?

Las potencias hegemónicas en Siria y en el Norte y el Este de Siria, las fuerzas hostiles al pueblo kurdo, las potencias dominantes que no aceptan la filosofía y el paradigma del pueblo kurdo, así los Estados que no tienen un entendimiento democrático y liberal están promoviendo esa política de emigración. En el Norte y el Este de Siria, en particular, se está obligando a la gente a emigrar mediante una guerra especial y la creación de una situación de crisis permanente. Según el derecho internacional, atacar centrales eléctricas es absolutamente inaceptable. Según los convenios internacionales, está prohibido atacar los suministros de agua y electricidad, los hospitales, las escuelas, en definitiva, las infraestructuras de una región. Los ataques del Estado turco contra esas instalaciones tienen como objetivo provocar el caos y la crisis en el Norte y el Este de Siria. Atacar los centros de desarrollo económico significa privar a la región de su respiro. Por un lado, se cierran las fronteras y se impone un embargo económico, mientras que, por otro, los pasos fronterizos están abiertos de par en par a la emigración. ¿Qué se supone que significa esto? Esta política de guerra especial pretende expulsar a la gente aumentando la presión sobre los jóvenes y las mujeres para que emigren.

¿Qué riesgo supone un aumento de la emigración desde el Norte y el Este de Siria para la seguridad social, económica y política de la existencia en la región?

En primer lugar, provoca un cambio en la estructura social. Detrás de la política especial de guerra hay una actitud orientada hacia el Estado. De acuerdo con esta política, la población del Norte y el Este de Siria es expulsada hacia las rutas migratorias y sustituida por otros grupos de población. Afrin, Serekaniye y Girê Spî son ejemplos de ello. Mediante el asentamiento de grupos mercenarios de fuera en las zonas ocupadas, la población democrática, orientada a la libertad y la igualdad fue expulsada de su tierra. Esta situación no se limita a los territorios ocupados. La estructura de la sociedad cambia con la emigración. Quienes se asientan en lugar de la población original provocan un cambio de valores en la sociedad. Esto también va acompañado de la pérdida de los valores locales. Esto allana el camino para la disolución de la cultura kurda y local. El tejido cultural creado por las poblaciones aramea, armenia, asiria, kurda y árabe también se está dañando, desmoronando y debilitando. Por el contrario, se están imponiendo nuevas culturas en las sociedades.

¿Cómo valora los proyectos presentados por la Administración Autónoma Democrática del Norte y el Este de Siria a la luz de esta situación? ¿Cuál es la reacción de la población?

En primer lugar, hay que decir que esta carga es demasiado pesada para la Administración Autónoma, que no es la única responsable aquí, ni la única que tiene que encontrar una solución al problema de la emigración. Es una lucha que deben librar juntos las familias, las instituciones y organizaciones, los pueblos, los medios de comunicación y ya sí, la Administración Autónoma. Ante todo, hay que convencer a la gente de la importancia del cambio y de la transformación, es decir, de la recreación de la sociedad.

La Administración Autónoma actúa lo más rápidamente posible para satisfacer las necesidades del pueblo, hace realmente todo lo posible para responder a esas necesidades. A pesar de todos los embargos y ataques, vemos sus esfuerzos. Sin embargo, es necesario adoptar un enfoque estratégico y buscar constantemente alternativas. La administración debe sopesar cuidadosamente el antes y el después, y buscar alternativas en consecuencia. Por supuesto, la administración también es consciente de la pesada guerra en la que está inmersa. Por lo tanto, debería tener planes y proyectos estratégicos alternativos. Desde esta perspectiva estratégica, debería dar preferencia a los proyectos y alternativas con respuestas a largo plazo frente a las soluciones actuales.

¿Qué medidas hay que tomar para frenar la emigración?

No hay pruebas de que las personas que emigran sean felices. Uno puede dejar fácilmente su país físicamente, pero no es tan fácil dejarlo mentalmente. Hay que concienciar a las familias de las consecuencias de la emigración. Deben conocerse los problemas que surgen en el camino hacia la emigración y el estrés psicológico que comienza después. También hago un llamamiento a las personas que han emigrado de su país y de su patria para que no animen a nadie a emigrar y no hagan propaganda de ello. Eliminar los factores que fomentan la emigración en lugar de garantizar el retorno al país también está relacionado con el nivel de concienciación de las personas. La emigración puede evitarse si la gente desarrolla una conciencia y un sentido de lo que significa estar vinculado a su país.

¿Desea añadir algo más?

Se está llevando a cabo una política de guerra sucia contra el Norte y el Este de Siria. Si fuimos capaces de preservar nuestra existencia a pesar de la fragmentación de nuestros territorios por el Tratado de Lausana, hoy también podemos derrotar la guerra secular contra la identidad, la cultura y la lengua, es decir, la guerra de exterminio. Los esfuerzos deben centrarse en la protección y la defensa. Debemos luchar sin olvidar el dolor y la persecución que hemos sufrido durante años, y debemos luchar junto con los pueblos de la región contra la emigración y las políticas de desplazamiento.

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