Más de nueve mil personas asesinadas, pero Mayed Dibsi –Doctor en Relaciones Internacionales y representante del Frente Popular por la Liberación de Palestina (FPLP) en España- asegura que son muchas más. La cifra escalofriante se desprende de los ataques masivos que Israel lanza sobre la Franja de Gaza desde el 7 de octubre pasado. La enumeración que hace Dibsi no deja dudas de que en el pequeño enclave palestino se está cometiendo un genocidio: “Entre las víctimas palestinas hay cuatro mil niños, tres mil mujeres, más de ochocientos ancianos y dos mil quinientos estudiantes muertos, y veintidos mil heridos”. Las cifras muestran, una y otra vez, el horror de la invasión militar lanzada por el Estado israelí.
“Hay que tener en cuenta que las fuerzas de ocupación han matado a más de cien médicos, destruido 52 mezquitas, 250 mil casas y 82 edificios, han matado a 135 médicos y a más de 25 periodistas, destruyeron 82 instituciones gubernamentales, 56 escuelas por completo y otras con destrucción parcial –resume el representante del FPLP-. La destrucción alcanza el 60 por ciento de la infraestructura civil. Destruyeron tres iglesias, dos hospitales, y otros 16 quedaron fuera de servicio y también han destruido 25 centros de salud, además de cortar todo tipo de entrada de víveres, el agua, la luz y el ingreso de carburantes necesarios para el funcionamiento de Gaza”. Frente a esta historia de terror que la humanidad está viendo en vivo y en directo, Dibsi recuerda que los bombardeos israelíes también asesinaron a más de sesenta trabajadores de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
El 7 de octubre, Israel sufrió un golpe que nunca había recibido en su corta historia como Estado. Ese día, la resistencia palestina -integrada por Hamas, la Yihad Islámica, las Brigadas Abu Ali Mustafa (brazo armado del FPLP) y las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa (vinculadas al movimiento Al Fatah)- lanzó una operación militar contra asentamientos israelíes que le costó la vida a más de 1.400 personas, entre civiles y soldados hebreos. Además, unas 4.800 personas sufrieron heridas y 240 fueron retenidas por las fuerzas palestinas.
La respuesta del gobierno del primer ministro Benjamín Netanyahu fue automática: el bombardeo masivo de la Franja de Gaza y los preparativos para una incursión a gran escala por tierra al enclave donde malviven dos millones de personas y se encuentra bloqueado desde hace 16 años por Tel Aviv y atacado periódicamente por las fuerzas militares israelíes.
Lo que sucede hoy en Gaza, dice Dibsi, es según el derecho internacional humanitario “un genocidio”. “Por lo tanto, Israel es responsable de un verdadero holocausto, porque esa la descripción real de lo que está ocurriendo”, agrega.
―¿Piensa que la acción militar realizada por Hamas era necesaria?
―La operación no fue llevada a cabo únicamente por Hamas, sino que fue planificada y realizada por el Estado Mayor de las fuerzas de la resistencia palestina, con una discusión previa de varios meses. Fue una respuesta calculada contra los planes del gobierno ultraderechista y racista israelí de liquidar la causa palestina. Netanyahu, en su comparecencia ante el Consejo de Seguridad y la Asamblea General de la ONU hace apenas un mes, estuvo mostrando un mapa y diciendo que los palestinos, sobre todo los de Gaza, sobraban y eran un obstáculo ante el plan de crear un nuevo Oriente Medio donde Israel normalice sus relaciones con el mundo árabe y así crear una situación de prosperidad económica y de cooperación entre Israel y los países árabes. Es decir, que para lograr eso había que basarse en la eliminación de la causa palestina. Este plan se está llevando a cabo desde hace bastantes años. Las cinco incursiones contra Gaza, anteriores al 7 de octubre, lo demuestran: han matado a miles de niños, ancianos y mujeres sin que la comunidad internacional frene a Israel en su propósito. Además de todo esto, Israel se jactaba de que debía expulsar a los palestinos hacia el Sinaí y a Cisjordania. Ese plan es un hecho real, es el plan que muestran los ministros israelíes, como el de Finanzas que calificó como animales con forma humana a los palestinos. O la ministra del Interior, que dijo que toda la población de Gaza es culpable y terrorista, y que las madres dan a luz a niños terroristas. Esta es la doctrina del sionismo, por lo tanto el plan estaba en marcha y encaminado en cómo eliminar progresivamente la presencia palestina y su causa.
―¿Qué significa para Israel el ataque del 7 de octubre?
―La operación, bien calculada y planificada por Hamas y las otras organizaciones, como la Yihad Islámica y las Brigadas Abu Ali Mustafa, entre otros, tomó por sorpresa a Israel y realmente supuso un golpe estratégico mortal. Eso explica la locura criminal de las fuerzas de ocupación sionistas para llegar hasta la actualidad, en donde cometen matanzas como la del campamento de Jabaliya. En apenas 24 horas han matado a más de 1500 personas. Esto significa que todo este plan diabólico de las autoridades de la ocupación israelí ya estaba en marcha. Hay que recordar que Gaza estaba cercada por tierra, mar y aire, totalmente bloqueada y que no se permitía a la gente el acceso a la vida normal. Como dijo el secretario general de la ONU, lo que ocurrió el 7 de octubre no fue el fruto de un día, sino porque en 56 años la comunidad internacional fue incapaz de ofrecerle a la población palestina ninguna esperanza para sobreponerse a la situación insoportable e inadmisible que viven en la Franja de Gaza.
―¿Cuál es su opinión sobre las posturas de Estados Unidos y Europa respecto a la actual invasión israelí contra Palestina?
―Lamentablemente, todo esto tiene que ver la complicidad no solo de la comunidad occidental, con Estados Unidos a la cabeza, que reconoció a Jerusalén como capital del Estado de Israel, sino también cuando se hace la vista gorda ante las profanaciones que los colonos israelíes hacen en los centros sagrados musulmanes y cristianos. Además, hay que sumar la judeización de Jerusalén y la versión que venden ante la opinión pública mundial de que Cisjordania, e incluso Gaza, son territorios en disputa. Por lo tanto, no reconocen que son territorios palestinos ocupados, esto sin contar que la Palestina histórica es una tierra ocupada. Israel se encamina a la eliminación progresiva del derecho al retorno (de los pobladores palestinos expulsados tras la creación del Estado israelí), derecho reconocido por la Asamblea General y por el Consejo de Seguridad de la ONU.
―¿Estados Unidos puede mediar para detener la masacre en Gaza?
―Su postura evidencia, desde el primer momento de la respuesta israelí a la operación de la resistencia palestina, que está alineado con Israel. Además, admitiendo su versión de los hechos, demuestra que Estados Unidos es parte del conflicto y no es ningún mediador que podría tener crédito ante la opinión pública internacional. En definitiva, Israel ha demostrado a lo largo de estos 75 años que es la base militar de Occidente, porque fue una criatura creada por el propio Occidente. Ante una situación tan trascendental como la que acaba de ocurrir el 7 de octubre, se puede observar con claridad la precipitación de Estados Unidos y de los mandatarios europeos en acudir a Tel Aviv para respaldar y anunciar su apoyo incondicional al Estado de Israel, porque temen por su futuro incierto. No solo dieron luz verde al bombardeo de la población civil, sino que rechazaron que el Consejo de Seguridad de la ONU apruebe una resolución de alto el fuego para amparar a los palestinos. Israel está totalmente apoyado por Estados Unidos y los mandatarios europeos. Esto choca con el sentir general de la opinión pública de estos países, que empiezan a ver, cada vez más, que la realidad es distinta, lo que explica las manifestaciones masivas que están ocurriendo en las capitales europeas, norteamericanas y en los países asiáticos, sean musulmanes o no, en apoyo a la causa palestina. Estados Unidos y Europa son cómplices de los crímenes que Israel comete con total impunidad en Gaza. Nadie puede decir que no sabe qué sucede sobre las matanzas en Gaza. Las imágenes son más que elocuentes para para que los dirigentes israelíes y sus cómplices, según la Corte Penal Internacional, comparezcan ante un tribunal para ser juzgados. No solo que la historia los tiene que juzgar, sino que deben ser capturados para que puedan comparecer en la Corte Penal Internacional.
―¿Piensa que la actual invasión israelí sobre Gaza se va a prolongar por mucho tiempo?
―Las fuerzas de ocupación ya han tenido graves pérdidas. La penetración por tierra a Gaza demuestra que la resistencia palestina está bien atrincherada y a la espera de que las fuerzas de ocupación cometan el grave error de penetrar todavía más. Eso va a causar enormes bajas materiales y en el personal militar israelí. Israel no está acostumbrado a que se lleve a cabo una guerra prolongada, porque es muy sensible a perder soldados, y ya han perdido a muchos más que en otras guerras. Israel no está en condiciones de que esta guerra continúe en el tiempo, teniendo en cuenta la reacción de solidaridad a nivel internacional con la causa palestina. Aunque también esta guerra corre el riesgo de extenderse, porque intervienen otros factores, como Yemen desde el sur, o en Irak, donde las fuerzas de la resistencia empiezan a bombardear los espacios norteamericanos tanto en Irak como en Siria. La resistencia iraquí incluso ha dicho que no hay tregua, por lo cual las bases norteamericanas son objetivos de ataques legítimos de las fuerzas de la resistencia.
Netanyahu está desesperado y eso lo puede llevar a cometer la locura de intensificar los ataques con armas no tradicionales o armas prohibidas para, de esa forma, escaparse hacia adelante. Lo que ocurre es que esto podría acarrear consecuencias imprevisibles, como por ejemplo la intervención de Irán u otras fuerzas, por lo cual se extendería la guerra a otros puntos de Oriente Medio. En ese caso, estaríamos hablando de una guerra de mayores dimensiones que podría desembocar en una conflagración mundial. Espero que podamos asistir a un alto el fuego. Hamas planteó algunos puntos para un alto el fuego: frenar de inmediato el ataque, levantar el embargo y el asedio a Gaza, abrir los pasos para que ingresen víveres, poner en libertad e intercambiar los presos palestinos en las cárceles israelíes por los presos que están en mano de la resistencia, que Israel deje de provocar agresiones contra Jerusalén y los lugares santos, y de aplicar un castigo colectivo contra la población en Cisjordania, y tener garantías internacionales. A partir de ahí se puede hablar de negociaciones políticas garantizadas por la comunidad internacional y que se alcance un acuerdo político a medio o largo plazo, pero limitado en el tiempo. Lo que ocurre es que Israel sabe que cualquier compromiso en esta dirección es un freno a su propósito de imponerse como potencia hegemónica en Oriente Medio. Israel es incompatible con una paz justa y duradera en Oriente Medio. Y aunque ahora se alcanzara una tregua, esta guerra podría reanudarse en un futuro no muy lejano.
Fuente: Artículo de Leandro Albani para el medio Tiempo Argentino