La negligencia en una cárcel turca deja a un hombre sin visión
A Yusuf Bor no se le permitió seguir un tratamiento oftalmológico tras ser encarcelado en Turquía. En consecuencia, Bor se ha quedado ciego.
A Yusuf Bor no se le permitió seguir un tratamiento oftalmológico tras ser encarcelado en Turquía. En consecuencia, Bor se ha quedado ciego.
Bor, que actualmente tiene una discapacidad visual del 94%, dijo: “Ya no puedo ver. Los presos enfermos en la cárcel son doblemente perseguidos”.
La familia Bor vive en el barrio de Hacıbekir, en Van. Son el clásico ejemplo de la persecución estatal turca en Bakur. Yusuf Bor fue detenido a raíz de una investigación abierta contra su esposa Behican Bor mientras estaba visitándola en la cárcel y fue encarcelado 3 años y 9 meses. Bor sufría de presión ocular antes de entrar en prisión pero, al estar en constante tratamiento, no sufría problemas de visión. Ahora tiene un 94% de discapacidad visual por no haber sido tratado en la cárcel. Liberado el 10 de noviembre de 2019, Bor presentó una denuncia penal contra la administración penitenciaria y está luchando por la justicia.
Tras perder la vista un año después de ser encarcelado, Bor consiguió obtener gotas para los ojos en la enfermería de la prisión cada dos meses. Yusuf Bor ha estado en prisión dos veces y su esposa Behican Bor cuatro. Cada una de estas veces, fueron detenidos con acusaciones infundadas y declaraciones de testigos secretos. Yusuf Bor declaró: “Tenía presión ocular antes de ir a la cárcel. No me trataron. Los perdí”.
Encarcelado mientras visitaba a su esposa
Bor, que es natural de Feraşin en Şırnak, trabajaba en el garaje municipal antes de que el municipio de Van fuera asumido por un fideicomisario nombrado a dedo por el Estado. Bor dijo: “Estaba trabajando en el garaje municipal cuando Selahattin Demirtaş asistió a un mitin en Van. Después del mitin, los jóvenes entraron en el garaje, la policía lo allanó y, como yo estaba a cargo, me detuvieron a mí y a los jóvenes y acabé en la cárcel”.
Bor, que no fue atendido a pesar de todas las demandas de tratamiento que presentó mientras estaba en prisión, puso de relieve de sus problemas de salud cuando fue llevado ante la fiscalía de la prisión para prestar declaración sobre una acción que llevaron a cabo en la cárcel en ese momento. Sólo entonces fue trasladado al hospital. Bor dijo: “Le dije al fiscal: ‘Me están presionando, nos registran desnudos. Sufro de presión ocular. Este mundo necesita justicia, sin justicia no puede continuar’”.
Bor dijo que después de estas palabras, el fiscal le dijo: “Cuando vayas a la celda, alguien que sepa leer y escribir debe escribir una petición para ti”. “Tras esta petición”, dijo, “me llevaron al hospital. Pero para entonces ya había perdido mis ojos. En la enfermería me dieron gotas. Dije que necesitaba tratamiento. Me dijeron que no había solución”.
Bor fue a Estambul tras salir de la cárcel, pero le dijeron que no había tratamiento. Esta no es la única tortura que ha sufrido Bor. En 1994 fue detenido y sometido a graves torturas durante veinte días. “Defendemos la causa de nuestro pueblo, de nuestros amigos que están en la cárcel, de nuestro partido. Los presos enfermos sufren una doble persecución”.
Mi marido no tuvo problemas oculares hasta que fue a la cárcel
Behican Bor también describió esta experiencia, y lo hizo de la siguiente manera: “Mi marido no tenía problemas con la vista hasta que fue a la cárcel. Vino a verme cuando yo estaba encarcelada y lo arrestaron en ese momento. No trataron a mi marido. Le torturaron hasta que perdió la vista. Ahora los dos estamos libres, pero yo también estoy enferma, me han operado. Mi estado tampoco es bueno. Uno de mis nietos también se ha quedado sin madre, estoy cuidando de él”.
La familia hace un llamamiento “a los patriotas de fuera. Ayúdennos a conseguir tratamiento para mi marido, para que podamos ayudarnos mutuamente. Exigimos a las autoridades que liberen a todos los presos enfermos”.