Las mujeres de Rojava: resistiendo la opresión, luchando por la libertad
Hatice Kavran, activista del Congreso Islámico Democrático, afirmó que los grupos yihadistas apoyados por Turquía atacan sistemáticamente a las mujeres kurdas.
Hatice Kavran, activista del Congreso Islámico Democrático, afirmó que los grupos yihadistas apoyados por Turquía atacan sistemáticamente a las mujeres kurdas.
Los ataques del Estado turco contra Rojava tienen como objetivo desmantelar la infraestructura estratégica de la región, forzar el desplazamiento de la población, especialmente de las tierras kurdas, y empeorar las condiciones de vida. Como parte de estas agresiones, la presa de Tishrin, crucial para el suministro energético de la región, ha sido atacada deliberadamente.
Desde el inicio de la guerra civil en Siria, Turquía ha respaldado a grupos yihadistas radicales, utilizándolos especialmente contra el pueblo kurdo. Hatice Kavran destacó que las mujeres desempeñaron un papel fundamental en la Revolución de Rojava, no solo militarmente, sino también liderando una transformación social e ideológica. Señaló que el papel activo de las mujeres en la resistencia las ha convertido en objetivos principales tanto para los grupos yihadistas como para Turquía. “Estos grupos forman parte de las bandas responsables del asesinato de Hevrîn Xelef y de la masacre de cientos de mujeres kurdas. Además, la integración de estas facciones en las estructuras políticas que definirán el futuro de Siria representa una amenaza grave”, afirmó.
Kavran subrayó que la revolución en Rojava, liderada por mujeres, es vista como una amenaza por los poderes regionales, que han ejercido deliberadamente presión para desestabilizar la región. Destacó que los ataques contra civiles, la violencia sistemática contra las mujeres y los intentos de suprimir la resistencia en Rojava no son actos aislados, sino parte de una estrategia más amplia que busca moldear el futuro no solo de Rojava, sino de toda Siria.
Hatice Kavran enfatizó que en todas las guerras del mundo, son las mujeres quienes soportan la mayor carga. “Las mujeres nunca han sido las iniciadoras de la guerra, pero siempre han sido las más perjudicadas. A veces han perdido a sus hijos, a veces sus hogares fueron destruidos y, aquellas que lograron sobrevivir, sufrieron la peor agonía de todas: convertirse en refugiadas. Incluso después de varias generaciones, el trauma causado por estas tragedias no desaparecerá. El dolor no se olvidará, ni tampoco a los responsables. La historia maldecirá a quienes iniciaron estas guerras, a quienes las prolongaron y a quienes no hicieron nada para detenerlas”, afirmó.
Al analizar la guerra civil siria y las dificultades que enfrentan las mujeres, Kavran continuó: “Durante más de 60 años, el régimen Baaz gobernó Siria mediante la opresión y la brutalidad. Los kurdos y otros grupos opositores sufrieron masacres y persecuciones inimaginables solo por negarse a aceptar este régimen. Como si esta opresión no fuera suficiente, en los últimos 13 años, grupos paramilitares, bajo la apariencia de ser ‘salvadores’, ingresaron en territorio sirio cometiendo atrocidades que incluso superaron la crueldad del régimen Baaz. Muchos de estos grupos, respaldados por el Estado turco, utilizaron el Islam como pretexto para ganar legitimidad entre los musulmanes de Oriente Medio.
Sin embargo, su mayor traición fue contra el propio Islam. Los demonios de hoy salieron con el lema ‘Rezaremos en la Mezquita de los Omeyas’, igual que sus predecesores, los Omeyas, quienes persiguieron a los oprimidos Ahl al-Bayt mientras intentaban disfrazar su tiranía bajo el nombre del Islam. Si su verdadera preocupación fuera el Islam, no habrían pisoteado las tierras de otra nación ni permitido que sus bandas lo hicieran. No debemos olvidar que la mayoría del pueblo sirio también es musulmán. Sin embargo, llevar barbas y turbantes no convierte a estos grupos en musulmanes, son los Abu Jahl de nuestra época, los idólatras de esta era. En la concepción islámica de la conquista, está estrictamente prohibido dañar a civiles, ancianos, niños y mujeres. Sin embargo, estas bandas han pisoteado incluso los principios más fundamentales del Islam”.
Hatice Kavran insistió en que el verdadero objetivo de los grupos yihadistas financiados por el Estado turco no era construir una nueva vida en Siria ni establecer un estado, sino evitar que los kurdos obtuvieran un estatus político. “Se enviaron millones de dólares y toneladas de armas con este propósito. Sin embargo, los resistentes kurdos, especialmente las mujeres, lucharon hasta la última bala en la colina de Mishtenur, sacrificando sus vidas para derrotar a estos grupos. Los yihadistas no pudieron resistir esta lucha y sufrieron su mayor derrota. Cuando Turquía no pudo aceptar el fracaso de sus bandas, lanzó ataques directos contra Rojava con su ejército y aviones de guerra. Su objetivo era destruir Rojava, el corazón histórico de la resistencia kurda, y acabar con los kurdos.
Las que más sufrieron en esta guerra sucia fueron las mujeres kurdas. Enfrentaron el lado más brutal del conflicto: fueron blanco específico, secuestradas, vendidas en mercados de esclavas, violadas y asesinadas de las maneras más atroces. Miles de ellas siguen desaparecidas. Y todo esto se hizo bajo la apariencia del Islam. Estas bandas, que se autodenominaban ‘muyahidines’, en realidad eran los mayores enemigos de la religión”.
Hatice Kavran agregó que el concepto de jihad ha sido distorsionado y convertido en un arma para justificar la barbarie, en contradicción con su verdadero significado en el Islam. Dijo: “La jihad no trata sobre la muerte; trata sobre el cehd, que significa esfuerzo y lucha. El Corán define la jihad como una lucha por la revelación divina, pero estos salvajes la confundieron con masacres. ‘Así que no obedezcas a los incrédulos y lucha contra ellos con esto (el Corán) en una gran jihad’. (Al-Furqan 52). Si matar fuera jihad, Dios habría ordenado ‘Toma las armas y mata’, en lugar de decir ‘Lucha a través de la revelación’.
Incluso durante la persecución de los musulmanes en La Meca, no mataron a una sola persona. En la práctica del Profeta Mahoma, los prisioneros de guerra eran liberados con o sin rescate. Sin embargo, estos supuestos ‘musulmanes’ que cometieron atrocidades, ¿cómo justificaron vender a mujeres kurdas en mercados de esclavas? ¿Cómo justificaron la violación? ¿Cómo justificaron el asesinato? Cuando una niña yazidí de 15 años, después de haber sido brutalmente agredida, le preguntó a su captor: ‘¿Cómo pudiste hacerme esto?’, ¿con qué conciencia ese hombre permaneció en silencio?”.
Destacando la resistencia legendaria de las mujeres kurdas y su inspiración para el mundo, Hatice Kavran concluyó sus palabras con lo siguiente:
“Las mujeres eligieron resistir con la cabeza en alto, a pesar del miedo, el dolor y la traición. Mientras las bombas caían sobre ellas, se negaron a rendirse y lucharon hasta la última bala. No lucharon por dinero, como los bárbaros mercenarios que vinieron de todo el mundo; lucharon por la libertad.
Las comunidades kurda, árabe, armenia, siríaca, turcomana, musulmana, cristiana, yazidí, suní y alauita de Rojava se unieron y lograron construir una administración democrática y un sistema socialmente organizado. Pusieron de lado las diferencias étnicas y religiosas para defender su patria común.
Las mujeres kurdas, contra todo pronóstico, se mantuvieron firmes y lucharon contra dos estados y las bandas más despiadadas. Y siguen luchando”.