Las revoluciones de Legerin
Alina Sánchez, Legerin Ciya, murió en un accidente el 17 de marzo de 2018 en Heseke. A dos años de su fallecimiento el recuerdo de las semillas que sembró
Alina Sánchez, Legerin Ciya, murió en un accidente el 17 de marzo de 2018 en Heseke. A dos años de su fallecimiento el recuerdo de las semillas que sembró
Alina Sánchez, Legerin Ciya, mártir de la humanidad. Murió en un accidente el 17 de marzo de 2018 en medio de un contexto en el que el estado turco, como está también haciendo ahora, atacaba el norte de Siria, en su intento de ocupación pero también de aplastar las revoluciones que el pueblo kurdo lleva en esas tierras. Revoluciones que Alina abrazo e hizo carne durante muchos años, y fue una de las que encendió esa chispa de reconocimiento por esa lucha, la del pueblo kurdo, que se construye principalmente en el pilar de la liberación de la mujer. Su amor revolucionario a dos años de su muerte no hizo más que multiplicarse, crecer, acercar y hermanar.
“Estoy feliz, esto es lo que yo quiero hacer”
“Alina eligió ese destino, yo a veces pensaba, ¿por qué no vas a ayudar al Chaco? Hay tantos lugares donde puedo ayudar también, pero si te abres a ver qué pasa el otro, yo como madre, debo respetar aunque no sea fácil, darle ese espacio de libertad, respetar desde un principio su decisión, y con el tiempo entendí su elección, ella estaba feliz. Tengo grabadas sus últimas conversaciones por teléfono, ella me dijo, 'estoy feliz, esto es lo que yo quiero hacer', sé súper comprometido con el pueblo kurdo y con la gente allá ”, así destacaba Patricia Gregoriani la manera en que Alina abrazaba rebosada de amor la lucha que el pueblo kurdo, con las mujeres kurdas como ejemplo constante.
La vitalidad hecha cuerpo
“Era una mujer sencilla, cariñosa, súper expresiva. Llevaba cualquier experiencia cotidiana a una charla más reflexiva. Se cuestionaba continuamente sus prácticas, se exigía bastante y eso nos interpelaba (..) De sus características resalta su capacidad de diálogo, de insistir y practicar el pararnos desde los puntos comunes con el otro o la otra, y no desde las diferencias, ni desde una perspectiva reducida de la realidad ”, así la abrazaba con el recuerdo Emilia Rojo, una de sus compañeras en Cuba.
“Nos cantabas al oído agitándonos el pensamiento”
“En todos nosotros y nosotras, marcaste un ritmo con tu palabra, mirada y sonrisa, pues mientras hablabas de la historia de lucha en Kurdistán, de la revolución de las mujeres, de la forma como siguen poniendo el pecho a la guerra para liberarse liberando a la sociedad, de la Jineologî, enviamos que nos cantabas al oído agitándonos el pensamiento ”, así como un pensamiento, como un diálogo paralelo, Vilma Rocío Almendra Quiguanás la recordando dos años atrás solo un mes de su partida.
Eso genera Alina, y se multiplica
“La compañera Lêgerîn tenía pensamientos y sentimientos revolucionarios que combinaban la libertad y la esperanza en el mundo”, esas palabras expresadas por sus compañeras de las Unidades de Defensa de las Mujeres (YPJ), retumban en las montañas de Kurdistán, como en las de América Latina, retumban en cada acción que recuerda, en cada ejemplo que multiplicó, en cada semilla que sembró. Eso genera Alina, así como la descripción Patricia también, entendiendo en el amor que el rodeo y la recuerda día al día, genera vientos de cambio, de revolución y de libertad.
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Bebiendo agua con las dos manos, tapándonos la cara, entre lucha y lucha, nos vamos dejando respirar.
No espera el mundo que sobreviva, y para el asombro de todos más viva que siempre, otro 17 de marzo en Kurdistán.
Nace y renace mil veces en las montañas, entre las bravuras de los ríos y la mesopotamia.
Apuntan aquí fuegos y devolvemos bombas al aire que nos aguantan el alma a la hostilidad de un mundo que nos da por muertas.
Alina traspasó toda frontera, piso tierra, la amasijo y entendió en pocos minutos lo que el mundo aún no entiende.
Desde la cordillera de este sur cultivamos nuestros procesos con el ejemplo de Alina. Sepan nuestros fusiles apuntan a toda injusticia y opresión, al patriarcado; al capital; al imperio; a los asesinos que traicionan a sus pueblos.
Fundida en las montañas perdemos rostros y somos juntas defensoras de la vida, hijas del sol. Esa imagen tuya, con la sonrisa regando la tierra no se nos olvida, nos cala los huesos, arremete cuando nos sentimos agotados.
De vos saber que hay muchas formas de vivirnos.
Echen la mirada, mezquinos que no están involucrados, que cuestionan a la organización colectiva de los sueños de Alina más allá en Kurdistán. Sientan como nosotras y nosotres desde este sur el sonido de los ojos de Alina en todo el territorio que geste, y desde donde nazca las autonomías y las luchas por la vida, la libertad y la justicia.
Sol, Naturaleza y Fuego. Amarrilo, Verde y Rojo. Los colores que te envuelven en vuelo.
Vernos tomadas de las manos, miradas que aturden, inmediatamente la sensación invade, nosotras y nosotres no estamos solas.
Nuestra lucha es por la vida, la dignidad y la autodeterminación.
Legerin Libertad
Soltada en los espirales colectivos trenzando comunidad.
Hoy, 17 de marzo, claro que nos duele todo.
Alina La fuerza
Latiendo fuegos rebeldes.
Hoy, 17 de marzo, claro que tu sonrisa vuelve.
Sabemos quererte, querernos.
Nos sabemos revolución.
A Legerin, por mantenernos la sonrisa, la lucha, la vida.
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Datos biográficos
Alina Sánchez, nació en San Martín de los Andes en 1986. La despedimos por un rato el 17 de marzo de 2018, cuando murió en un accidente en Heseke.
En tierra kurda, Lêgerîn Ciya. Médica internacionalista, feminista y revolucionaria.
Estudió su carrera en la ELAM (Escuela Latinoamericana de Medicina), Cuba.
Fue combatiente de las Unidades de Protección de las Mujeres YPJ, desde 2011. Cuidadora de la Vida, luchadora por un Sistema de Salud en el Kurdistán Sirio.
Un hospital en Tall Tamir, en Rojava, ruge su nombre.
Por Stefania Melchiori y Lucrecia Fernández