Ibrahim Şêxo, de la Organización de Derechos Humanos de Afrin, ha hecho público un nuevo balance de las violaciones de los derechos humanos acaecidas en el mes de marzo en Afrin, en Rojava, ocupada por Turquía y sus fuerzas mercenarias desde hace cuatro años. Según el informe, 85 civiles, entre ellos 12 mujeres, fueron secuestrados por la inteligencia turca o las fuerzas mercenarias yihadistas de la potencia ocupante sólo en el mes de marzo.
Şêxo ha declarado: “No hay un día en que el ejército turco y sus tropas mercenarias no cometan crímenes contra la población civil en Afrin. Las familias de los secuestrados se ven obligadas a pagar rescates. Debido al silencio internacional, el Estado turco continúa con sus crímenes en la región impunemente. Si la comunidad internacional no condena al Estado turco como potencia ocupante, la responsabilidad de estos crímenes también recae sobre ella”.
Los secuestrados en Afrin acaban en las prisiones de los mercenarios o en los sótanos de tortura del servicio de inteligencia turco (MIT). Una y otra vez, los secuestrados son torturados hasta la muerte. Miles de secuestrados desde 2018 siguen “desaparecidos” en la actualidad.
Şêxo también ha advertido de que el régimen de terror de los ocupantes sirve para desplazar a la población. Las cifras arrojan una luz clara sobre la situación: la población de Afrin era al menos un 96% kurda antes de la ocupación, que dura desde el 18 de marzo de 2018. Hoy en día, la proporción de la población kurda es inferior al 23%; algunas fuentes hablan incluso de sólo el 15%. De los aproximadamente 15.000 miembros de la fe alauí, apenas quedan 200. Además, el número de creyentes yazidíes se ha reducido de 25.000 a 2.000 bajo la ocupación turca. Şêxo ha señalado que si esto continúa, la población acabará siendo completamente desplazada y Afrin se convertirá en una colonia turca.