Después de los bombardeos y los ataques perpetrados por el estado turco y sus mercenarios islámicos, unas 250 mil personas abandonaron Afrin cuando la ciudad quedó en manos de los grupos jihadistas que habían recibido la luz verde de Turquía para saquear y ocupar casas y tiendas.
Miles de personas abandonaron la ciudad de Afrin y se refugiaron en la zona de Shehba, donde las instituciones kurdas establecieron de modo inmediato, un campamento de primeros auxilios con los pocos recursos a su disposición. Hasta ahora, las organizaciones humanitarias internacionales no han brindado ninguna ayuda y esto ha hecho que la vida en el campo sea aún más difícil. Hay problemas de suministro de agua, escasez de alimentos, así como la falta de elementos básicos.
Los médicos dentro del campamento han lanzado un llamamiento a las organizaciones internacionales ya que los suministros médicos son muy limitados y se agotan rápidamente. Asimismo, existe preocupación por los miles de niños en el campamento que carecen de todo, desde comida para bebés, hasta agua potable y productos básicos para el cuidado.
Las personas que viven en el campamento subrayan que nunca han aceptado la ocupación turca y que pretenden regresar a su ciudad.
Los aviones de guerra de Turquía se dirigieron a los hospitales y centros médicos de Afrin, así también como a las escuelas. Las bandas jihadistas hicieron el resto, ya dentro del centro de la ciudad de Afrin, robando y saqueando bienes de tiendas y casas.