El pasado 2 de diciembre, el ejército turco masacró a un grupo de refugiados de Afrin que habían buscado protección en la ciudad de Til Rifat (Arfêd, en kurdo), en el cantón del norte de Siria de Shehba. Ocho niños entre tres y quince años de edad, y dos adultos, cayeron en un ataque de artillería.
Este domingo se ha celebrado una marcha en el distrito de Farfîn en Shehba para conmemorar los 40 días que han pasado desde la muerte de los refugiados. En ella, los participantes han hecho un llamamiento a la comunidad internacional para que dé pasos firmes contra el ejército turco y la invasión del nordeste de Siria.
Miles de refugiados de Afrin han participado en esta marcha, que comenzó en el centro de Fafîn y llegó hasta el cementerio de los mártires. Numerosos participantes han marchado con ramas de olivo, símbolo de la paz, y fotografías de quienes murieron en la masacre. En una pancarta, podía leerse: “No podréis destruir nuestros sueños”. También se han escuchado numerosos cánticos en favor de la resistencia contra la invasión.
A la llegada al cementerio se ha guardado un minuto de silencio. Después, se han hecho varios discursos condenando contundentemente la masacre.
“Erdoğan es un criminal de guerra y el dictador más sangriento de este siglo. Después de Shengal, Roboski, Nusaybin, Afrin y Serêkaniyê, tiene también las manos manchadas de la sangre de nuestros hijos caídos en Til Rifat”, han denunciado.
También han hecho un llamamiento a círculos democráticos, organizaciones por los derechos humanos y especialmente a UNICEF, para que emprendan acciones de una vez por todas.
“La comunidad internacional debería cumplir con sus deberes con respecto al gobierno fascista de Turquía. No queremos más muertes, especialmente la de nuestros hijos. La invasión debe acabar”, ha declarado la gente.
Finalmente, han colocado claveles en las tumbas de los niños.