En la región autónoma del norte y este de Siria, continúan las protestas contra el asesinato de cuatro kurdos de Afrin por mercenarios respaldados por Turquía. En Qamishlo, miles de personas salieron hoy a las calles para condenar la "masacre de Newroz" y llamaron a la comunidad internacional a actuar contra los crímenes de guerra y las violaciones de derechos humanos en la zona de ocupación turco-yihadista.

"La comunidad de valores occidental, guiada por principios como la validez universal y la indivisibilidad de los derechos humanos y el respeto por la dignidad humana, continúa haciendo oídos sordos y haciendo la vista gorda ante la inhumanidad practicada por los ocupantes en Afrin y otras áreas ocupadas de norte de Siria. No queremos aceptar esto por más tiempo”, fue el mensaje de la manifestación en Qamishlo, en la que también participaron personas de Tirbespiyê, Til Hemîs, Til Birak y Amûdê.

"Al permanecer en silencio, no solo se está haciendo cómplice. Está violando los principios de la carta de su organización y, por lo tanto, el derecho internacional", denunció la política del PYD Hêvî Silêman, mirando a la oficina de las Naciones Unidas. La multitud detrás de ella cantó: "Larga vida a la resistencia de Afrin" y "La ocupación será aplastada, Afrin será liberada". Las pancartas decían, entre otras cosas: "El espíritu del pueblo resistente de Afrin derrotará la invasión".

Los cuatro kurdos por cuyo asesinato se protestó eran originarios del distrito de Shiye, cerca de Afrin. Vivían en el distrito de Jindires desde la invasión de Afrin en 2018. Fueron asesinados a tiros por mercenarios de la milicia Ahrar al-Sharqiya, leal a Turquía, en la noche del Newroz, el Año Nuevo kurdo, celebrado el 21 de marzo. Un testigo presencial, cuyo hermano se encuentra entre los asesinados, informó que los terroristas primero insultaron a los hombres por encender un fuego Newroz y luego les arrojaron piedras antes de apuntarlos con sus armas. Las protestas contra el asesinato de los kurdos se han prolongado durante más de una semana. En el mismo Afrin, la gente también sale a las calles a diario, exigiendo la retirada de todas las milicias de la región y la liberación de todos los prisioneros kurdos, así como la devolución de las casas y otras propiedades incautadas por la ocupación.