Continúan los secuestros de civiles en Afrin

Los crímenes y las violaciones de derechos humanos continúan sin cesar en la ciudad ocupada de Afrin, donde el Estado turco y las bandas aliadas establecieron un régimen de terror.

Ocupación de Afrin

El Estado ocupante turco y sus bandas siguen cometiendo secuestros, violaciones, robos, saqueos y confiscaciones de bienes de ciudadanos en Afrin. Según la información obtenida, bandas de la "Policía Militar" allanaron casas en el barrio de Sîna, en el centro del distrito de Jindires, secuestraron a 5 personas y las llevaron a un lugar desconocido.

Los civiles secuestrados fueron identificados como Nebhan Hesen Haco (52) del distrito de Şiyê, Hisên Hesen Xorşîd (32) de la aldea de Gorda, Ibrahîm Yûsif Silêman (40) de la aldea de Xalta, Mistefa Şukrî Hemo (34) de la aldea de Çeqela en el distrito de Şiyê, Selah (55) de la aldea de Baflûrê en el distrito de Jindires

Afrin ocupada desde 2018

El cantón de Afrin era el cantón más occidental de Rojava y del norte y este de Siria, hogar de 200.000 kurdos étnicos. Aunque la población era mayoritariamente kurda, era el hogar de diversos grupos religiosos, como yazidíes, alevíes y cristianos, junto con musulmanes suníes.

El 20 de enero de 2018, Turquía lanzó ataques aéreos contra 100 localidades de Afrin, como inicio de una invasión que denominaron "Operación Rama de Olivo".

La Fuerza Aérea turca bombardeó indiscriminadamente a civiles, así como a posiciones de las YPG/YPJ, mientras que facciones y milicias organizadas bajo el paraguas del Ejército Nacional respaldado por Turquía llevaron a cabo un asalto terrestre.

Para el 15 de marzo, las milicias respaldadas por Turquía habían rodeado la ciudad de Afrin y la habían sometido a un bombardeo de artillería. Un ataque aéreo turco alcanzó el único hospital en funcionamiento de la ciudad, matando a 16 civiles.

Los civiles huyeron y las SDF se retiraron, y el 18 de marzo Turquía estaba en posesión de facto de Afrin. Entre 400 y 500 civiles fueron martirizados en la invasión, en su inmensa mayoría como consecuencia de los bombardeos turcos. Otros civiles fueron ejecutados sumariamente en el campo de batalla.

Antes de la invasión turca, Afrin había sido una de las zonas más pacíficas y seguras de Siria, y prácticamente no había entrado en combate durante la guerra civil, pero sí ocasionales escaramuzas entre las YPG/YPJ y las fuerzas yihadistas en sus fronteras. Como resultado, Afrin ofreció refugio pacífico a más de 300.000 desplazados internos de otras partes de Siria.