4.000 niños permanecen presos en Turquía

Emin Çoban, director del Centro de Derechos de los Niños en la Asociación de Abogados de Amed, ha anunciado que cerca de 4.000 niños permanecen presos en Turquía; 170 son refugiados y alrededor de 700 de ellos son menores de 6 años.

3.000 niños con edades comprendidas entre los 12 y los 18 años permanecen presos en las cárceles estatales turcas. Aparte, hay alrededor de 700 menores de 6 años y 170 refugiados que deberían ser incluidos en estas estadísticas.

El gobierno turco, construyendo más cárceles para menores, lanza un mensaje a la sociedad: que el número de niños presos seguirá incrementándose.

En lugar de proteger a los niños y sus derechos, el gobierno turco incrementa el número de menores presos diariamente, buscando distanciarlos de la sociedad.

El abogado Emin Çoban, director del Centro de los Derechos de los Niños que opera bajo la Asociación de Abogados de Diyarbakır, ha hablado con ANF sobre la situación actual de los niños presos en Turquía.

El abogado ha señalado que descubrieron estas violaciones tras un seguimiento de las solicitudes directas hechas a los centros de derechos de los niños, las comisiones de las prisiones, las denuncias de las familias de los niños encarcelados y los informes de los medios de comunicación. Fue entonces cuando intervinieron, y continúa: “Después de determinar las violaciones, nos reunimos cara a cara con las víctimas. En la región de Diyarbakır nos encontramos sobre todo ante la problemática de niños presos por razones políticas, quienes están criminalizados por la ley antiterrorista. A diferencia de los niños presos comunes, son tratados como adultos y enfrentan presiones debido a antecedentes políticos. La situación de los niños en las cárceles de Turquía es grave, están sujetos a violencia y tortura”.

13 niños presos han muerto en los últimos 5 años

Remarcando que hay alrededor de 3.000 niños entre 12 y 19 años en las cárceles turcas, el abogado ha compartido la siguiente información: “La mayor parte de estos niños son arrestados por crímenes comunes. Aparte, hemos visto cómo encarcelaban a menores refugiados durante los últimos 4-5 años. Más de 170 niños que no tienen ciudadanía turca están concentrados en varias prisiones estatales, y la mayoría de ellos son sirios. Por el otro lado, no hay menos de 700 niños con edades comprendidas entre los 0 y los 6 años que permanecen presos con sus madres. Desde 2013, 13 niños han perdido la vida en prisión.

Las cárceles de menores deben ser cerradas

Subrayando que las cárceles de menores deben ser cerradas, el abogado Çoban ha apuntado el hecho de que los niños presos son aislados de la sociedad y se enfrentan a un riesgo mayor de cometer un crimen.

“Un informe publicado recientemente señala que una gran parte de los niños encarcelados vuelven a la cárcel poco después de ser liberados. En un entorno donde los niños están separados y totalmente aislados de la vida social y familiar, donde son sometidos a violencia, a falta de educación, al hambre y a abusos, no pueden completar su desarrollo. Por contra, es un hecho que estos niños desarrollan un contra reflejo y acaban involucrándose en nuevos crímenes. Por este motivo, los niños deben ser rehabilitados y reintegrados en la sociedad; no en las cárceles, sino en un entorno con mejores condiciones de vida. Algunos niños reciben sentencias de prisión más altas que sus propias edades sin saber siquiera el significado de estas sentencias. De pronto se encuentran ante los tribunales y luego encarcelados, y durante su período de cárcel son víctimas de violencia, abuso e insultos. Incluso intentan suicidarse por ello. Incluso existe el riesgo de que sean asesinados por el personal de prisión”.

Los niños presos no reciben servicios sociales

Emin Çoban cree que la falta de apoyo psicológico es uno de los problemas más graves a los que se enfrentan los niños presos: “No reciben ni un servicio médico adecuado ni apoyo psicológico. Del mismo modo, no pueden reunirse con los especialistas de servicios sociales. Todos estos problemas son un obstáculo para el desarrollo social y personal de los niños encarcelados. Cuando sufren un abuso y quieren exponerlo, no pueden encontrar ningún canal de comunicación. O informan a sus familias durante las visitas o se quejan ante la administración de la prisión, y esta última opción en realidad no produce resultados para ellos".