El 18 de diciembre, la protesta por la libertad de las y los presos políticos y contra las violaciones de derechos en las cárceles de Turquía culminó con una marcha en Kadıköy, Estambul. La manifestación fue atacada brutalmente por la policía. Una de las participantes atacadas fue Zeynep Calıhan, de 60 años. Ella sufrió contusiones en todo el cuerpo como resultado de la violencia policial por lo que presentó una denuncia. En una entrevista con ANF, habló sobre la vigilia.
"No lo soportan, aunque solo se junten tres madres"
Calıhan recordó que las familias han estado tratando continuamente de hacer que las voces de las y los presos se escuchen afuera durante los últimos once meses. Una de sus hijas acaba de salir de prisión y otra sigue detenida. Calıhan declaró: "Queremos ser la voz de nuestras niñas en prisión y especialmente la voz de los presos enfermos y exigimos justicia para ellos. El estado no puede tolerar que se reúnan ni siquiera tres madres. Cada semana nos detienen con las manos atadas a nuestras espaldas".
"Abusan con sus escudos, patadas y puñetazos"
Durante la protesta en Kadıköy, la policía agredió severamente a Calıhan. Afirmó que diez policías la tiraron al suelo, le rompieron los anteojos y la golpearon. El ojo izquierdo, los brazos y las piernas de Calihan muestran hematomas graves. “Solo queríamos hacer una declaración. Pero de repente nos detuvieron y nos golpearon. Dos veces [los policías] me tiraron al suelo y me pegaron con sus escudos. En el vehículo en el que nos llevaron, continuaron pateándonos y golpeándonos. Algunas de las madres, cuyas manos estaban atadas a la espalda, quedaron inconscientes", relató.
Trata discriminatorios por parte de médicos
Calıhan informó además de exámenes forzados en el Hospital Hamidiye Etfal en Seyrantepe. Las madres fueron llevadas al examen esposadas, contó y agregó: "Cuando pedimos que nos quitaran las esposas, dos médicos, incluida una mujer, objetaron y dijeron: '¿Quién nos protegerá entonces?' Les recordamos a los médicos que somos seres humanos y nos negamos a ser examinados esposados".
"Un ataúd tras otro sale de las prisiones"
Calıhan finalmente fue dada de alta del hospital. Anteriormente había estado detenida durante horas en un vehículo frente a la comisaría de policía de Vatan en Estambul y posteriormente interrogada. Sobre la situación de las y los presos, denunció: “De las prisiones van saliendo ataúdes, uno detrás de otro, pero nadie hace nada. El gobierno está jugando a los tres monos. Las madres no podíamos seguir viviendo con la conciencia tranquila. Cada vez que sonaba el teléfono teníamos miedo de recibir malas noticias, por eso iniciamos vigilias contra este silencio, pero en lugar de responder a nuestras demandas, intentaron callarnos, no podemos aceptar esto, nuestros niños en las cárceles están enfermos, se impide su tratamiento, no son puestos en libertad a pesar del vencimiento de su pena de prisión. Exigimos justicia frente a estas prácticas arbitrarias e ilícitas. ¿Qué haría el Ministro de Justicia si tuviera un hijo y lo torturaran así en prisión? Un Ministro de Justicia no debería hacer tal cosa. Se le llama Ministro de Justicia, pero carece de compasión".
"La vigilia debe continuar hasta que llegue la justicia"
Calıhan agregó que sus dos hijas fueron encarceladas solo porque son políticamente activas en el HDP. Su hija mayor fue liberada recientemente después de cumplir once años de cárcel, y la otra sigue en prisión. Calihan se refirió a la afirmación del régimen de que "los kurdos y los turcos son hermanos" y continuó: "Si fuéramos hermanos y hermanas, nuestros hijos también podrían expresarse libremente. ¿Qué hicieron nuestros hijos? ¿Violaron a alguien o robaron algo? No, solo hicieron política y lucharon por sus derechos. Yo también lucharé por mis derechos, porque nadie nos los dará, los tomaremos y lucharemos hasta el final. Al igual que Emine Şenyaşar, mantendremos nuestra vigilia por la justicia hasta que llegue".