En la declaración el HDP exige a los gobiernos turco y ruso que reconozcan lo sucedido y acepten los derechos del pueblo circasiano:

“Han habido grandes masacres en la historia del pueblo circasiano que vivía en este territorio y soñaba con un futuro en común. Una de esos genocidios es conocido como el Genocidio Circasiano del 21 de mayo.

Defendiendo la independencia de Circasia, contra los ocupantes durante siglos, el pueblo circasiano fue finalmente derrotado el 21 de mayo de 1864 por la Rusia zarista y forzados al exilio.

Tras la derrota más de 1,5 millones de circasianos tuvieron que huir de sus tierras, y más de 500.000 murieron camino del exilio y en el puertos a los que llegaron. Los supervivientes se dispersaron por Anatolia, los balcanes y Oriente Medio (especialmente Siria, Irak y Jordania) siguiendo las políticas de asentamiento del imperio otomano.

Su identidad, lengua, y organizaciones fueron prohibidas, y los circasianos fueron despojados de sus tierras y asimilados”.

La declaración afirma que el pueblo circasiano “lleva 156 años buscando justicia, y esperando que la humanidad afronte lo sucedido para sanar las heridas”.

En ese sentido, el HDP emplaza a “la Federación Rusa y Turquía a asumir sus responsabilidades políticas y reconocer el genocidio circasiano”.

“Es una responsabilidad humanitaria apoyar el retorno incondicional de los circasianos que viven en la diáspora a su tierra histórica, y eliminar todos los obstáculos en esa dirección”.

Finalmente, la declaración del HDP sostiene que los derechos del pueblo circasiano deben ser aceptados:

“Los derechos democráticos y libertades que los circasianos exigen para poder mantener su identidad, lengua y cultura deben ser aceptados. Sabemos que sus heridas no cerrarán sino se reconocen todos los genocidios y masacres acaecidos en este territorio. La forma de avanzar es a través de una vida libre e igual. Como HDP condenamos el Genocidio Circasiano y afirmamos que siempre apoyaremos las justas exigencias del pueblo circasiano”.