"Decenas de miles de desplazados internos en campamentos y refugios sobrecargados en el noreste de Siria no están recibiendo ayuda sostenida o adecuada, lo que afecta negativamente a sus derechos básicos", advirtió el martes Human Rights Watch (HRW). Existe una necesidad urgente de alojamiento apropiado para las condiciones climáticas, saneamiento suficiente y acceso adecuado a alimentos, agua potable, atención médica y educación.
HRW señaló que la asistencia brindada por las agencias de las Naciones Unidas a los campamentos y refugios en territorios gobernados por la Administración Autónoma del Norte y Este de Siria liderada por los kurdos es inconsistente, dejando a algunos campamentos y refugios, especialmente a los “informales”, sin recursos suficientes o sostenidos. Aunque las organizaciones no gubernamentales internacionales brindan asistencia limitada, múltiples deficiencias han provocado problemas de salud e higiene y escasez de materiales esenciales durante climas extremadamente cálidos y fríos, lo que genera preocupación sobre si el nivel actual de ayuda garantiza los derechos económicos y sociales de las personas desplazadas y cumple con los estándares mínimos universales para la asistencia humanitaria.
“Han pasado casi cuatro años desde que cientos de miles de personas llegaron al noreste de Siria, controlado por los kurdos, en busca de refugio y apoyo después de la invasión de sus lugares de origen por parte de Turquía”, explicó Adam Google, subdirector para Medio Oriente de Human Rights Watch y agregó: “Pero la falta de ayuda adecuada ha creado una situación precaria”.
La ONU, otras agencias de ayuda y la Administración Autónoma deben centrar urgentemente su atención en la precaria situación humanitaria que se desarrolla en los campamentos informales y los refugios colectivos al priorizar un enfoque basado en los derechos, advirtió Human Rights Watch.
Los campamentos desatendidos están al límite de su capacidad y se ven obligados a rechazar a los sirios recién desplazados. Tres de los campamentos informales se establecieron luego de la incursión militar de Turquía en la región en 2019 que expulsó a cientos de miles de personas de sus hogares, y el desplazamiento continúa, especialmente de las aldeas en la línea de frente entre el territorio controlado por la administración autónoma y el territorio ocupado por Turquía debido a hostilidades en curso. El uso de escuelas como refugios ha perturbado la educación tanto de las poblaciones de acogida como de las desplazadas.
“El gobierno sirio ha estado armando la ayuda durante años, tratando de dictar hacia dónde fluye la ayuda, y la ha cooptado y obstruido para que no cruce las líneas del frente desde partes del país controladas por el gobierno. A pesar de que las operaciones de ayuda dirigidas por la ONU son un salvavidas a millones de civiles en el norte de Siria, en enero de 2020, Rusia obligó al Consejo de Seguridad a cerrar tres de los cuatro cruces fronterizos previamente autorizados, cortando por completo la ayuda transfronteriza dirigida por la ONU para el noreste, dejando a las agencias de esta organización a merced de a menudo condiciones arbitrarias e injustificadas impuestas por el gobierno", afirmó HRW.
Las y los trabajadores humanitarios declararon que la región tiene 12 campamentos, cinco de los cuales, incluidos Washokani y Serekaniye, en gran medida no reciben una prestación de servicios sostenida por parte de las agencias de la ONU, pero dependen de la administración autónoma y grupos internacionales para algunos servicios. Los administradores de los campamentos indicaron que hasta enero, la ONU clasificaba estos campamentos como “informales”, es decir, no establecidos por organizaciones humanitarias.
Otros dos campamentos en Manbij, también descritos como "informales", no tenían presencia de funcionarios locales, no recibieron ningún apoyo de la ONU y muy poco apoyo de grupos internacionales, contaron los trabajadores humanitarios. Algunos campamentos “informales” reciben cestas de alimentos, de forma intermitente, del Programa Mundial de Alimentos. Otros cinco campos (al-Hol, Roj, Areesha, Nowruz y Mahmoudli) se consideraron “formales” y recibieron servicios continuos, aunque también se vieron afectados por las perturbaciones.
Los trabajadores humanitarios agregaron que, a partir de enero, la ONU ya no categorizó los campamentos en el noreste de Siria como formales e informales. No está claro cómo se ha traducido eso en el terreno, ya que los campamentos “informales” aún carecían de la ayuda sostenida de la ONU.
Otros 95 refugios albergan a personas desplazadas en todo el noreste de Siria, la mayoría en edificios escolares. Tampoco reciben el apoyo sostenido de la ONU y solo obtienen una escasa ayuda de grupos no gubernamentales y organizaciones benéficas.
Tanto los administradores de los campamentos como los trabajadores humanitarios dijeron que las agencias de la ONU necesitaban la aprobación del gobierno sirio para acceder y brindar ayuda a estos campos y refugios.
Las partes en el conflicto que utilizan escuelas en el noreste de Siria como bases militares o prisiones deberían desalojar las escuelas y, mientras tanto, ofrecer opciones alternativas de educación, explicó Human Rights Watch.
El gobierno sirio y otras partes en conflicto deberían eliminar urgentemente cualquier impedimento a la entrega de ayuda a áreas que no están bajo su control en el noreste de Siria, y la administración autónoma debería aumentar el apoyo, cuando sea posible, a las comunidades que no reciben apoyo sostenido de la ONU.
HRW enfatizó que "las agencias de la ONU deben hablar sobre la necesidad de proteger los derechos económicos y sociales, incluidos los derechos a la salud, la alimentación y el agua de todos en los campamentos y refugios ´informales´, realizar una evaluación para garantizar que la se están cumpliendo los estándares mínimos universales para la respuesta humanitaria en estos sitios, y ampliar la prestación de servicios para incluir a las personas que viven allí. Si la falta de aprobación de las autoridades sirias impide el acceso constante a estos campamentos, centros colectivos y campamentos informales ´anteriormente informales´, asentamientos, el coordinador residente de la ONU debe priorizar la negociación del acceso con las autoridades sirias y coordinar su respuesta de manera más efectiva con los actores humanitarios locales".
HRW también pidió a las y los donantes internacionales que aumenten la financiación para responder a la naturaleza prolongada del desplazamiento en el noreste de Siria.
“Dado el desplazamiento continuo, las terribles y pasadas por alto condiciones en los campamentos y refugios del noreste de Siria son un claro recordatorio de la necesidad urgente de esfuerzos humanitarios concertados para garantizar el bienestar y la dignidad de todas las personas desplazadas”, indicó Coogle.
Foto del título: HRW