Las guerras hegemónicas de las grandes potencias internacionales y sus aliados regionales están provocando que cada vez más personas huyan de Oriente Medio. El calentamiento global causado, entre otras cosas, por el estilo de vida y los métodos de producción capitalistas, está haciendo inhabitables cada vez más zonas de tierra. Según ACNUR, actualmente hay 108,4 millones de desplazados y desplazadas. Muchas personas se dirigen a Europa. Innumerables personas, sobre todo de países africanos, se ahogan en el Mediterráneo, mientras que Turquía desempeña un importante papel como Estado de tránsito para quienes buscan protección. Según datos oficiales, en Turquía hay registrados 4,9 millones de migrantes, dos millones de los cuales viven ilegalmente. El Estado turco utiliza a los solicitantes de asilo como medio de presión sobre la UE, así como para sus proyectos coloniales en el Norte y el Este de Siria.
En una entrevista concedida a la agencia de noticias Mezopotomya, la presidenta de la la Asociación de Derechos Humanos (IHD) de Estambul, Gülseren Yoleri, criticó la política migratoria internacional y afirmó que es profundamente inhumana. Yoleri señaló los acuerdos firmados por los países europeos que permiten que el viejo continente se convierta en una fortaleza. Al atrincherarse, los países europeos han abolido de facto el derecho a huir, un derecho humanitario fundamental, ha dicho la defensora de los derechos humanos.
Yoleri subrayó que muchas personas huyen ahora no sólo de la guerra y la persecución política, sino por razones ecológicas y de pobreza. Sin embargo, estos aspectos no están incluidos en los convenios internacionales. Y para ello, es necesaria la presión internacional.
Europa está presionando para externalizar la política de campamentos.
Yoleri habló de los campamentos que restringen los derechos de los solicitantes de asilo. En Turquía, en estos campamentos se violan los derechos de los migrantes. En particular, la violación de los derechos de las mujeres y los niños aumenta día a día. Yoleri señaló que esta evolución también puede observarse en los países europeos, y afirmó: "Estos días se está produciendo un nuevo debate en Europa sobre los campamentos de refugiados. En la cumbre de la UE de 2023, por ejemplo, se ejerció una enorme presión para que los países de la UE ni siquiera acepten campamentos dentro de sus propias fronteras. En su lugar, Europa está presionando para externalizar la política de campamentos".
Con su barco-prisión para refugiados, el Reino Unido ha dado una nueva dimensión a la acción contra quienes buscan protección.
Yoleri criticó que los Estados europeos utilicen países como Turquía y Grecia como "campamentos de refugiados" y utilizó el término "depósitos de migrantes" para subrayar la deshumanización del asunto. Dijo que Turquía recibe miles de millones de euros a cambio de su papel de "policía" para impedir que los refugiados lleguen a la "fortaleza Europa".
Gran Bretaña, dijo la defensora de los derechos humanos, ha alcanzado un nuevo mínimo con su barco prisión para refugiados. "Con su barco-prisión para refugiados, el Reino Unido ha dado una nueva dimensión a la acción contra quienes buscan protección. En efecto, ha metido a estas personas en un barco prisión que las aísla completamente de la sociedad. Mientras estos países debaten ampliamente sobre cómo mantener alejadas de sus fronteras a las personas que buscan protección y aumentan las medidas de seguridad contra los refugiados y las refugiadas, no abordan en absoluto las causas que provocan la huida y la migración."
Política racista contra los refugiados
Yoleri dijo que Turquía firmó la Convención de Ginebra sobre los Refugiados sólo con reservas regionales, lo que significa que sólo las personas procedentes de Europa pueden solicitar asilo. Existe una política racista, en particular contra quienes solicitan protección desde Siria. Las afirmaciones de que quienes buscan protección son privilegiados no son ciertas. Yoleri dijo que lo único que es gratuito para quienes buscan protección de Siria es asistir a instituciones educativas. Y, por supuesto, la educación es obligatoria. Dadas las dificultades, advirtió: "Estas personas se enfrentan a la discriminación y a barreras lingüísticas. Incluso para el grupo que supuestamente goza de mayor protección, existen problemas increíbles. Se trata de una manipulación de los hechos para crear una atmósfera antirrefugiados".
Hay que reforzar una lucha global contra estas políticas globales.
Yoleri subrayó que el gobierno está actuando con una lógica estatal en la cuestión de los refugiados, cuando se trata de un asunto que no debe resolverse políticamente sino sobre una base humanitaria. "Los países deben abordar este problema de forma humanitaria y no política. Si no ponemos en la agenda un enfoque humanitario claro y una solución basada en principios humanitarios, no habrá solución. Hay que prevenir las guerras y promover la paz. Resolver este problema parece fácil. Pero, por desgracia, la mentalidad estatal y los intereses políticos dificultan este proceso. Por lo tanto, hay que reforzar una lucha global contra estas políticas globales".