El 27 de noviembre, numerosos presos políticos en las cárceles turcas iniciaron una huelga de hambre para exigir el fin del aislamiento impuesto contra el líder kurdo Abdullah Öcalan y del incremento de las violaciones en las prisiones.
La acción, indefinida, se desarrolla de forma alterna con distintos grupos de presos que toman el relevo cada cinco días. La protesta suma ya un total de 51 días, y en estos momentos se encarga de ella un 11º grupo de presos.
Los presos anunciaron la acción por medio de sus familiares. En un comunicado lanzado en noviembre, los presos del PKK y el PAJK, decían: “Iniciamos una huelga de hambre indefinida y alterna con distintos grupos que tomarán el relevo cada día 5 días hasta que acabe el aislamiento absoluto impuesto contra nuestro pueblo”.