El 27 de noviembre, presos políticos del PKK y el PAJK iniciaron una huelga de hambre desde las cárceles turcas para exigir el fin del aislamiento impuesto contra el líder kurdo Abdullah Öcalan y del incremento de las violaciones en las prisiones.
La acción, indefinida, se desarrolla de forma alterna con distintos grupos de presos que toman el relevo cada cinco días. La protesta suma ya casi dos meses de resistencia, y en estos momentos se está llevando a cabo por el 12º grupo de presos.
Seda Zengin, de Asociación de Abogados Libres (ÖHD) en Estambul, ha señalado que las demandas de los presos en huelga de hambre son legítimas, y ha agregado: “Sus demandas deben abordarse sobre la base de los derechos y libertades fundamentales, y ser evaluadas y aceptadas de acuerdo con ello”.