Aumentan los niveles de violencia y el acoso contra las reclusas en huelga de hambre en la prisión cerrada de mujeres de Gebze tras el inicio de la acción. 

Hatice Arat, que está recluida en la Prisión de Mujeres de Gebze, contó a su familia las violaciones de derechos a las que están sometidas.

La hermana de Arat, Tuğba Beklim, afirmó que la administración de la prisión intentaba normalizar el acoso y las presiones que los guardias ejercían sobre su hermana.

Aumenta el acoso

Beklim señaló que pudo visitar a su hermana en marzo y recibe una llamada telefónica una vez a la semana, que sólo basta para transmitir las violaciones de derechos. Declaró que las presas políticas son objeto de intimidación en las cárceles y añadió que la represión ha aumentado tras las huelgas de hambre indefinidas iniciadas contra el aislamiento impuesto al representante del pueblo kurdo Abdullah Öcalan.

El tratamiento médico dificultó

Beklim explicó los problemas a los que se enfrenta su hermana Arat en la cárcel de la siguiente manera: "Los guardias y la administración de la prisión se llevaron sus pertenencias. El papel, los bolígrafos y los libros, que se compran en el exterior, nunca se entregan a las prisioneras. Incluso empezaron a restringir el agua. Mientras el Ministerio de Salud y el gobierno hablan de las muchas medidas para contrarrestar la pandemia del coronavirus, se corta el agua en las prisiones y no se da material de higiene. A las prisioneras no se les permite hacer la prueba Covid-19, y aunque muchas enfermas están en prisión, se impide el tratamiento médico y se les quita el derecho a este".

Beklim hizo un llamamiento a la conciencia pública para tomar medidas urgentes para mejorar la situación de los prisioneros enfermos y poner fin a las violaciones de derechos.