Ceylan Önkol fue asesinada por una granada de mortero disparada desde una comisaría de policía en la aldea de Xanbaz del barrio rural de Kanîsipî (Şenlik) del distrito de Licê, en Amed, cuando sólo tenía 12 años, el 28 de septiembre de 2009.
La joven Ceylan fue conmemorada junto a su tumba en el 15 aniversario de su asesinato. Al acto conmemorativo asistieron el Partido Democrático por la Igualdad de los Pueblos (DEM), la Organización Provincial de Amed, la familia de Önkol, las organizaciones provinciales y de distrito del Partido de las Regiones Democráticas (DBP) , representantes de organizaciones de la sociedad civil y muchas otras personas.
El diputado del Partido DEM Beritan Güneş dijo: «Hoy hablamos de Ceylan y Narin, otro día hablaremos de Uğur. A pesar de que han pasado 15 años, no podemos ver ningún progreso en las políticas de infancia en Turquía. Porque los que dispararon granadas de mortero contra el cuerpo de Ceylan desde las comisarías no rindieron cuentas por ello.»
Güneş añadió: «La mentalidad que mató a Ceylan es la misma mentalidad por la que no se pudo encontrar a Narin durante 19 días.»
Antecedentes
Ceylan Önkol (12 años) murió por el impacto de una granada de mortero disparada desde el puesto avanzado de Yayla mientras pastoreaba a sus animales el 28 de septiembre de 2009 en la aldea de Şenlik, en la provincia de Amed (Diyarbakır).
La escolar Ceylan Önkol, nacida en 1997, se encontraba en una colina de la aldea de Xambak, perteneciente al pueblo de Xiraba (Şenlik), pastando ovejas y cabras cerca de la casa de sus padres el día de su muerte violenta.Los aldeanos dijeron que se oyó un ruido en el aire seguido de una explosión. Poco después de la explosión, Ceylan fue hallada muerta con el torso destrozado.
La escena que los aldeanos encontraron ante sus ojos era espantosa: había partes del cuerpo esparcidas a lo largo de 150 metros, algunas de las cuales cayeron en las ramas de los árboles cercanos. A pesar de los enormes daños sufridos en el torso, los testigos afirman que sus piernas y pies, así como sus brazos, manos y cabeza, estaban relativamente ilesos.
Se avisó a las autoridades, y la familia esperó en el lugar de los hechos a lo que esperaban que fueran fuerzas de seguridad militares, un médico y el fiscal local. No llegó nadie. Tras seis horas de espera, la familia fue informada de que el médico y el fiscal tampoco acudirían porque temían por su seguridad.
El imán del pueblo recibió instrucciones de hacer fotografías de la escena y se pidió a la familia que recogiera los restos de la niña y los llevara a la comisaría de policía de la provincia de Bingöl, donde se podría realizar la autopsia. Según el protocolo local, los fiscales deberían haber realizado la autopsia en el lugar de los hechos.
La Asociación de Derechos Humanos (IHD) subrayó que el fiscal acabó llegando: fue tres días después, y fue entonces cuando llevó a cabo su «investigación».