Nevzat Aslan viajó cientos de kilómetros para ir a visitar a su hija Nurcan Aslan, quien se encuentra recluida en la prisión cerrada de mujeres de tipo T de Tarsus, en Mersin.
El derecho de ver a su hija se truncó en toda una serie de violaciones, tal y como ella misma ha explicado. “Nuestra visita estaba programada a las 13:00, pero fuimos arbitrariamente retenidos en un puesto de control. Cuando pregunté cuando nos sacarían de allí, nos dijeron que los guardias se encontraban en un descanso para comer. Al final, nos sacaron de allí a las 13:15 horas. Los guardias me atacaron porque protesté por esta situación. Aunque había cámaras dentro, también filmaron con cámaras a corta distancia. Venimos de lejos para ver a nuestros hijos durante una hora, y creen que incluso una hora es demasiado para nosotros. No sólo castigan a los presos, sino también a sus familias".
Noticias relacionadas: