El líder del Partido de la Izquierda sueco (heredero directo del antiguo Partido Comunista), ha anunciado en un artículo de prensa que su grupo político se abstendrá este viernes en la votación de Stefan Löfven como Primer Ministro.
La votación abre el camino para que la socialdemocracia sueca continúe gobernando el país durante los próximos cuatro años y cierra la crisis gubernamental iniciada por los resultados de las elecciones del 9 de septiembre. El país quedó entonces sin gobierno, lo que se alargó durante 138 días, el periodo más largo de su historia.
Sin embargo, la decisión de la izquierda de abstenerse en la votación parlamentaria está condicionada por el hecho de que serán "la oposición de la izquierda" y que solo apoyarán al nuevo gobierno si no cruza ciertas "líneas rojas", lo que según lo escrito por Jonas Sjöstendt, serían las políticas de alquiler de viviendas y la seguridad laboral. Al mismo tiempo, el Partido de la Izquierda ha reafirmado estar abiertamente en contra de la xenofobia y el racismo.
La abstención del grupo parlamentario de la Izquierda, que cuenta con 28 diputados, permitirá al líder socialdemócrata asumir el poder ejecutivo con los 100 diputados de su partido y los de sus aliados de coalición: 16 de los Verdes, 20 de los liberales y 31 del denominado centro.
La decisión meditada del Partido de la Izquierda dejará fuera de cualquier ecuación de gobierno a los demócratas suecos ultraderechistas y xenófobos, que ya cuentan con 62 diputados.
Por lo tanto, Suecia será, por ahora, el único “país nórdico” donde la extrema derecha no forma parte del gobierno.