Se han escrito incontables libros sobre el proceso de paz irlandés. Aspectos como los orígenes del conflicto y del proceso de paz, los personajes principales, las fechas clave, quien se reunió con quien, cuando y donde o que se dijeron han sido relatados incansablemente.
Y aún así, el expresidente del Sinn Fein, Gerry Adams, ha comentado que “todavía hay aspectos del proceso que no han sido hechos públicos”.
Adams ha dicho en relación a las reuniones privadas que tuvieron lugar que “se produjeron conversaciones alejadas de la luz pública con hombres y mujeres que no eran conocidos”.
En otras palabras, según el expresidente del Sinn Fein y jefe negociador, existe un libro que todavía no ha sido escrito, el libro de los negociadores. “Pero esto pasará en algún momento”.
Mientras tanto los lectores pueden disfrutar de un nuevo libro que sorprenderá por su originalidad.
El libro se llama “El Recetario de los Negociadores” y, tal y como indica la cubierta, ha sido escrito por el propio Gerry Admas con “un poco de ayuda de Ted Howell y Padraic Wilson”.
Es un libro, según Adams, que “levanta el velo sobre uno de los aspectos de las negociaciones conocido solo por unos pocos. Cuando juntas a un equipo de republicanos hambrientos durante unos días, a veces semanas, ¿cómo los alimentas? No es una cuestión frívola. Existe una relevancia psicológica en la planificación y gestión de las negociaciones”.
El libro nos lleva a los Edificios del Castillo (en Stormont, Irlanda del Norte) donde sucedieron las negociaciones de los Acuerdos de Viernes Santo. “Hay una buena cantina. Siobhan O’Hanlon y Sue Ramsay [del equipo negociador del Sinn Fein] entablaron una gran relación con los trabajadores de la cantina, que se aseguraron que el equipo del Sinn Fein tuviera café, té, sándwiches y comida caliente en cualquier momento”.
Tras años desde que se firmaron de los acuerdos, Adams recuerda como “las negociaciones a veces se trasladaban a otros lugares: Downing Street, Castillo de Leeds, Parque Weston, Casa Lancaster, St. Andrews, Castillo de Hillsborough, Edificios del Castillo y el Castillo de Dublín. Se dedicaban muchas horas. Sin descanso”.
Y tenía más que ver con una cuestión de suerte acabar en un sitio o en otro, porque no todas las sedes y anfitriones mostraban la misma sensibilidad cuando se trataba de alimentar a los negociadores.
“Las conversaciones en Downing Street eran particularmente escasas en comida. Puede no parecerlo pero el edificio por dentro es muy grande. Y hay muchas personas trabajando en su interior entre los edificios conectados que ocupan la calle entera. Pero la idea británica de recibir a los equipos negociadores no incluía darles comida”.
“No importaba si era pronto por la mañana o tarde por la noche, o si eras un sindicalista o un republicano, todo lo que daban era un taza de té o café y a lo mejor una pastita”.
La comida, dice Adams, “es una forma sencilla de romper el hielo y crear un ambiente más relajado. Cuando las negociaciones se alargaban hasta la madrugada en el Castillo de Hillsborough o en otras partes enviábamos a alguien al restaurante de ‘chips’ más cercano”.
Adams también recuerda un evento que sucedió, o más bien, alguien que apareció de repente en escena y otras cosas relacionadas con la comida que cambiaron radicalmente las conversaciones para mejor. “Ted Howell entró en escena. Un miembro indispensable de nuestro equipo negociador desde los días en los que me reunía las primeras veces con John Hume y el SDLP en los 80, y también un cocinero excepcional. Un maestro”.
“Las sopas y el pan” que traía Howell eran muy queridas por Adams. Esto, con el tiempo, evolucionó: “llegaba con bolsas llenas de pasta, boloñesa, lasañas, ensaladas, pasteles, jamones, platos de pescado, arroz con curry, judías y sopas. A Ted le encantaba cocinar judías y sus panes hechos en casa, todavía calientes, eran deliciosos”.
Otro cocinero esplendido que aparece en el libro es Padraic Wilson, un experto panadero del equipo del Sinn Fein.
“Su especialidad eran los postres y las delicias de horno, incluyendo pasteles de fruta. Delicioso y espectacular”.
Este recetario por tanto, no solo nos da una perspectiva diferente y peculiar de los entresijos del proceso de negociación sino también ofrece a los lectores la oportunidad de conocer que tipo de platos servían para deleitar los paladares de los miembros del equipo negociador del Sinn Fein.
“Alegraban cualquier mesa. Eran sanos y alimenticios. Así que disfrutar y que aproveche”.