Un kolbar muerto y otros dos heridos en tiroteo de fuerzas iraníes
Kiyan Zeyni, de 19 años, murió y dos hermanos, Peyman y Keyvan Ghaderi, resultaron heridos como resultado de los disparos del CGRI.
Kiyan Zeyni, de 19 años, murió y dos hermanos, Peyman y Keyvan Ghaderi, resultaron heridos como resultado de los disparos del CGRI.
La Red de Derechos Humanos del Kurdistán (KHRN) informó que las fuerzas del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI) abrieron fuego hoy contra un grupo de kolbars en la región montañosa de Qandil de Sardasht, en la provincia de Azerbaiyán Occidental. El tiroteo mató a Kiyan Zeyni, de 19 años, e hirió a dos hermanos, Peyman y Keyvan Ghaderi.
Las fuerzas del CGRI estacionadas en la base militar de Kotarleh en Sardasht abrieron fuego contra el grupo a corta distancia y sin previo aviso, según KHRN. Zeyni era residente de la aldea de Rasheh Hormeh en Sardasht.
Según el último balance publicado por Kolbarnews, 270 kolbars, 20 de los cuales eran menores de 18 años, perdieron la vida o resultaron heridos como resultado de ataques en diferentes regiones fronterizas del Kurdistán Oriental en los primeros seis meses de 2024.
El Kurdistán oriental se ha sumido cada vez más en la pobreza a lo largo de los años debido a las políticas deliberadas del régimen iraní y se destaca como una de las regiones más pobres de Irán. En comparación con otras regiones, la zona ha experimentado una inversión significativamente menor y se ha frenado deliberadamente el desarrollo. No se ha permitido el desarrollo de la agricultura y la industria y, como resultado, el desempleo aumentó hasta alcanzar el nivel más alto de Irán.
Frente a políticas de discriminación, opresión y empobrecimiento, llevar mercancías de contrabando no es una opción sino una necesidad para sobrevivir.
Kolbar proviene de las palabras kurdas “kol” (espalda) y “bar” (carga). Los kolbars se ganan la vida transportando cargas a lo largo de la peligrosa frontera. Sus cargas incluyen cigarrillos, teléfonos móviles, ropa, artículos para el hogar, té y, en raras ocasiones, alcohol. Caminan por terrenos peligrosos para continuar este comercio entre el sur y el este de Kurdistán. Las mercancías que traen se venden a precios elevados en Teherán, pero los kolbars que arriesgan sus vidas por ellas reciben una paga muy modesta.
Los intermediarios que reciben las mercancías y encuentran compradores en las ciudades se llaman kasibkars. Los kolbars y kasibkars tienen entre 13 y 70 años. Algunos sólo han terminado la escuela primaria, mientras que otros son graduados universitarios. Transportan cargas porque no pueden encontrar otro empleo.