Fatma İçin, sobreviviente del genocidio de Dersim de 1937/1938, murió a la edad de 95 años en el distrito de Kahta de Adıyaman. Para la memoria colectiva de la comunidad de Dersim, su muerte significa la pérdida de un importante símbolo cultural del recuerdo.
Fatma İçin fue una de las "hijas perdidas" de la región kurda de Alevi, que fueron arrancadas del entorno de su familia, su cultura, idioma y fe por las tropas turcas después del genocidio y asimiladas por la fuerza. Su nombre representa el destino de miles de niñas y niños que sufrieron el proceso de exterminio y expulsión y tuvieron que realizar trabajos forzados en la familia de un oficial bajo el pretexto de la "civilización", a cambio de lo cual fueron reeducados en sunitas y turcos de acuerdo con los principios del estado nacional.
“Nos habíamos refugiado en una cueva. Mi tío Hasan cruzó las montañas y dijo: 'Los soldados nos han rodeado'. Algunos parientes fueron asesinados allí. A mi madre le dispararon cuando iba a buscar agua por la noche. Mi padre me llevó a Ovacık. Allí me llevaron a la casa de un oficial. Me cortaron el pelo, luego me metieron en el baño con un vestido corto, calcetines y zapatos. Llevaba un sombrero de fieltro en la cabeza. Solo sabía kurdo. El oficial sacó su arma y me ordenó: 'Si vuelves a hablar kurdo, te mataré'".
Con estas palabras, Fatma İçin describió los días posteriores al genocidio en el documental "Two Ringlets Of Hair- Lost Girls Of Dersim" de Nezahat y Kazım Gündoğan. El trabajo se basa en la reconstrucción de la historia del sufrimiento de las niñas secuestradas, ejemplificado por el destino de Fatma İçin y su prima Huriye Arslan, muestra cómo las dos niñas vivieron el proceso de exterminio y expulsión, cómo fueron secuestradas por los soldados y qué dificultades tuvieron que atravesar después de su deportación. Las niñas fueron sometidas, sobre todo por su educación forzada turco-suní,. También se relatan sus miedos, pensamientos de fuga y su búsqueda desesperada de una vida digna y libre.