La administración de la prisión de mujeres de Şakran ha vuelto a endurecer la represión contra las presas políticas. Las reclusas del centro de alta seguridad de Aliağa, en la provincia occidental turca de İzmir, son desde hace tiempo víctimas de una realidad destructiva y degradante, caracterizada por la violencia, la arbitrariedad y la completa privación de derechos. Como última medida contra las mujeres, la administración penitenciaria ha introducido ahora registros en los pabellones a modo de redada.
Además del personal penitenciario, la gendarmería, que además de sus funciones como policía militar es responsable de la seguridad interior y del mantenimiento del orden público y está subordinada al Ministerio del Interior, así como los llamados perros de servicio también participaron en las redadas. Esta semana, varios presos políticos de Şakran lo hicieron público a través de llamadas telefónicas a sus familiares, que a su vez se pusieron en contacto con la prensa.
Las redadas "con decenas de guardias de seguridad" tienen lugar a cualquier hora, incluso a altas horas de la noche. Se saquean los pabellones, se vacía el contenido de los armarios y se tira al suelo. El uso de perros se percibe como una humillación especialmente grave. Si las internas protestan contra este trato, se las amenaza con medidas punitivas, entre otras cosas. Las familias de las mujeres hacen un llamamiento a la opinión pública y a las organizaciones civiles para que sean sensibles a esta injusticia y tomen medidas.