Las Unidades de Protección de las Mujeres (YPJ) han emitido un comunicado a través de su cuenta internacional con motivo del 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres, pidiendo una reevaluación de este día: “No basta con librar la lucha de las mujeres sólo un día al año.”
La declaración publicada por YPJ Internacional recoge lo siguiente:
“En nombre de YPJ Internacional, felicitamos a todas las mujeres en todo el mundo el 8 de marzo y les enviamos saludos revolucionarios desde Rojava, donde la organización autónoma de mujeres más grande del mundo está floreciendo a la luz primaveral de la revolución de las mujeres de todo el mundo. El 8 de marzo siempre ha sido un día en el que las mujeres superaron todas las fronteras y sus voces se unieron en un fuerte grito por la paz y la humanidad. Hoy nos encontramos en la Tercera Guerra Mundial, con Oriente Medio y Siria en particular en el centro. Pero esta guerra no sólo se libra en Siria, no sólo se libra en Oriente Medio. Se libra en todo el mundo utilizando una amplia variedad de métodos. Esta guerra es tan devastadora, de tan largo alcance y generalizada que amenaza a toda la humanidad y a nuestra tierra natal. Pueblos enteros van a ser nuevamente aniquilados, como si no hubiésemos aprendido de la historia. Cada día, los peores crímenes de guerra tienen lugar ante los ojos de todo el mundo. Las instituciones internacionales, cuya tarea oficial es prevenir las guerras, nos muestran de manera impresionante cuán impotentes son y hasta qué punto forman parte de la política de guerra. Hasta ahora se han librado dos guerras mundiales. Las mujeres siempre han sido las principales víctimas. Pero las mujeres también son las más afectadas por la Tercera Guerra Mundial. Debemos decidir que ya no queremos ser víctimas. Dejar de ser un instrumento utilizado en las guerras. En guerras que no sean guerras de mujeres, que no sean guerras de pueblos. Por eso debemos unirnos, debatir, tomar decisiones, unir fuerzas, construir una organización fuerte y desarrollar una estrategia que no pueda ser derrotada.
Ante esta guerra, debemos reevaluar el 8 de marzo. ¡Ya no basta con librar la lucha de las mujeres sólo un día al año! ¡No basta con organizarse un solo día al año! ¡No basta con dinamizar la fuerza y la cohesión de las mujeres un solo día al año! Las naciones están en guerra. Se están ocupando territorios. Se está explotando la naturaleza. Las mujeres están siendo asesinadas. En tal situación, no podemos celebrar el 8 de marzo como una festividad. Sólo podremos celebrar el 8 de marzo cuando podamos reunirnos como personas libres. Por eso tenemos que luchar hoy para reinventar el 8 de marzo. Si no convertimos cada día en el 8 de marzo, el 8 de marzo no tendrá sentido. Tenemos que tomar una decisión. Para celebrar a las mujeres todos los días, para celebrar la vida, para celebrar a la humanidad, tenemos que librar una lucha muy fuerte e integral. Por eso llamamos a todas las mujeres del mundo el 8 de marzo de este año: ¡unámonos, seamos una, triunfemos!
¡Que la luz de la primavera de la revolución femenina brille en todo el mundo!
¡Construir juntas una vida libre es posible! En Rojava y el noreste de Siria, una región con muchos pueblos, minorías, comunidades lingüísticas y religiosas diferentes, hemos vivido esta experiencia. Aquí, cientos de miles de mujeres diferentes se organizan con su propia identidad, con su propio color. Como todas comparten el mismo objetivo, ninguna otra fuerza ha logrado todavía imponer un sistema de opresión sobre estas mujeres y la sociedad: ni el ISIS, ni el régimen Baaz, ni otras fuerzas que han querido establecerse aquí. Aquí ha ganado el libre albedrío de las mujeres. Mujeres que dicen ‘¡no!’ a la ocupación, la guerra, el colonialismo, el nacionalismo y la opresión. Mujeres que luchan por su sociedad. Mujeres que se defienden. Porque más que nunca debemos aprender a defendernos. Podemos expandir estas experiencias a todo el mundo. Porque para detener estas guerras necesitamos construir un sistema global de autodefensa. Debemos construir una organización mundial de mujeres. No debemos negar el hecho de que estamos amenazadas por un feminicidio mundial. Sólo organizándonos y defendiéndonos podremos protegernos. Y no sólo nos protegeremos a nosotras mismas, sino a toda la humanidad de la extinción. Nuestra lucha no es sólo una lucha por las mujeres. Estamos luchando por un mundo hermoso, bueno y libre. En este mundo hay mujeres libres, hombres libres, personas libres, naciones libres. Un mundo en el que los niñas crezcan con la confianza de que sus sueños pueden hacerse realidad.
¡Los sueños no se logran con milagros, sino con revolución!
Cientos de miles de mujeres se unieron al levantamiento de las mujeres kurdas el año pasado bajo el lema ‘Jin, Jiyan, Azadi’. Debemos valorar este potencial. No debería quedarse sólo en un reflejo, un deseo, un sueño. Transformemos este poder, esta energía que se ha abierto paso en un levantamiento diario de millones de mujeres por la libertad y una buena vida. En un frente común de mujeres que dice ‘¡no!’ a la guerra y la opresión y que lucha por la paz. Debemos mostrar un gran sacrificio por esta lucha, o de lo contrario seguiremos siendo víctimas de esta guerra todos los días. Cada mujer asesinada, sin importar si era kurda, árabe, palestina o israelí, era una mujer, y debemos asumir nuestra responsabilidad en consecuencia. ¡Debemos luchar para que ninguna de ellas vuelva a ser victimizada!
Con este espíritu, os felicitamos a todas una vez más el 8 de marzo y os hacemos un fuerte llamado.
¡Jin, Jiyan, Azadî! ¡Juntas cambiaremos el mundo!”